Las 5 muertes más trágicas de gente que quería una selfie

Tomar fotos peligrosas podría costarte más que algunas heridas superficiales

Tomar selfies se ha vuelto una actividad común en años recientes, de hecho, es rara la persona que, actualmente, no arruina las fotos de sus vacaciones metiéndose a fuerza en una toma que bien podría haber mostrado una playa, una escultura, una excelente vista o cualquier otra cosa de interés si sólo el autor se hubiera tomado la molestia de permanecer del otro lado de la cámara. Desafortunadamente, esta actividad a veces se torna peligrosa debido a que la gente está más preocupada por lograr una buena toma que por hacer uso del sentido común y por cuidar su vida.

Las selfies extremas se han tornado tan peligrosas, que hay estimados que apuntan a que, en 2015, las selfies fueron una mayor causa de muertes de personas que los tiburones. Ahora, queremos que quede claro que esta lista no es un intento de burla por las tragedias que llevaron a la gente a la muerte, nos queda claro que las muertes que listaremos a continuación son una tragedia, sin embargo, creemos que es importante que la gente reflexione que, quizás si te paras frente a un tren en movimiento para tomar una selfie y mueres, podría ser un poco tu culpa y, tal vez, esa muerte podría haber sido evitada.

Muerte en el Taj Mahal

En septiembre de 2015, un turista japonés de 66 años trataba de tomar una selfie en lo alto de la escalinata del Taj Majal, en la India. Sin embargo, el hombre dio demasiados pasos hacia atrás, buscando un mejor ángulo. El último paso lo llevó a perder el equilibrio y precipitarse a su muerte al caer por la escalinata. La multitud que visitaba el lugar sólo pudo ver al hombre, identificado como Hideto Ueda, caer por las escaleras de la Puerta Real y luego ser llevado al hospital por un grupo de paramédicos. Sin embargo, Ueda sufrió un severo trauma en la cabeza, así como un ataque cardíaco, durante la caída y murió más tarde en el hospital.

Selfie de altura en el baño

En enero de 2015, un joven de nombre Oscar Reyes murió al participar en lo que se conoció como #selfieolympics. Con 18 años de edad, Oscar decidió participar en este reto que invitaba a la gente a tomar las selfies más impresionantes o peligrosas. El joven decidió participar poniéndose un disfraz de Bob Esponja y trepando a la puerta de su baño. Posteriormente, el joven fue encontrado inconsciente en el mismo baño, dentro de un charco de sangre. Oscar Reyes murió desangrado poco después. Se piensa que Reyes perdió el equilibrio, cayó de la puerta y golpeó su cabeza en el retrete.

Selfie stick pararrayos

En julio de 2015, un excursionista inglés, cuyo nombre nunca fue averiguado, murió en el Parque Nacional Brecon Beacons, en Gales. Las circunstancias del hallazgo de su cuerpo señalan a que el hombre estaba tratando de tomarse una selfie en el bosque, durante una tormenta, cuando un rayo golpeó el selfie stick y lo electrocutó. La misma tormenta dificultó las labores de rescate y, a pesar de que un valeroso Infante Real de Marina trató de resucitarlo el hombre pereció por sus heridas.

Por Instagram

Andrey Retrovsky era un adolescente de 17 años, originario de Vologda, Rusia. El joven se había vuelto una especie de celebridad menor en Instagram al postear selfies peligrosas, en las que aparecía haciendo cosas peligrosas. Si bien es cierto que algunas de las fotos fueron tomadas por alguien más, el espíritu de capturar la foto más peligrosa sigue la línea de las demás personas en la lista. Al final, Andrey decidió tomar una foto en la que pareciera que estaba cayendo de un edificio de 9 pisos, desgraciadamente, la cuerda que lo sujetaba se rompió y el joven, irónicamente, cayó desde el noveno piso y murió.

Risco mortal

Una de las muertes más trágicas relacionada con selfies ocurrió en Cabo da Roca, Portugal, en 2014. En este terrible accidente, una pareja escaló la barrera de seguridad en un risco para tomar una selfie en ángulo y mostrar la caída hacia el mar. Desafortunadamente, al tratar de encontrar ese ángulo perfecto, la pareja retrocedió demasiado y ambos cayeron por el risco, ante la mirada de sus dos pequeños hijos, de 5 y 6 años. Desafortunadamente, los cuerpos pudieron ser rescatados hasta el día siguiente, debido a las peligrosas condiciones climáticas y a las mareas. A pesar de que la familia había vivido en Portugal durante varios años, los niños quedaron solos, sin familiares, pero, afortunadamente, algunos diplomáticos polacos se hicieron cargo de ellos en los días siguientes a la tragedia.

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