Mientras nuestro planeta se calienta y nos acercamos a un posible evento de extinción masiva a largo plazo, el debate de si la energía sustentable puede reemplazar a los combustibles fósiles se encuentra en un punto crítico. La capacidad de las plantas de energía sustentable —especialmente la solar— de competir en producción de energía con las de combustibles fósiles no se encuentra ya en discusión, el problema radica en la incapacidad de las sustentables para almacenar y redistribuir los excedentes de producción. Para los empresarios este inconveniente representa una pérdida económica que puede mantenerlos alejados de invertir en energías limpia. Para los usuarios, por otro lado, podría significar ganancias.
En Chile los costos de la energía llegaron a cero en varios sectores del país después de que se produjera mucha más energía de la que puede consumirse en esas regiones. Para los habitantes del sector norte de la red central van 113 días de electricidad gratuita en lo que va del año, casi el doble del total del año pasado. Las empresas energéticas, en cambio, no han generado ganancias, pues la red eléctrica del norte de Chile no está conectada con la red central y no es posible distribuir esa energía a través del país, como tampoco almacenarla. El gobierno chileno está planeando la construcción de una línea de transmisión de más de 3000 kilómetros para unir ambas redes en 2017 y acabar con el problema, pero hasta entonces las compañías energéticas seguirán reportando pérdidas sustanciales que podrían acabar con la utopía de energía sustentable y gratuita.
En un mundo regido por los bancos y las corporaciones, la realidad es que sin ganancias no habrá inversión y el desarrollo de la energía solar podría estancarse durante años. Al menos esa es la tendencia que vemos ahora. Sin embargo, las necesidades del planeta son cada vez más difíciles de ignorar. El cambio de energías fósiles a sustentables sucederá y es posible que con él cambien también la estructura de la industria eléctrica.
Podemos imaginar un futuro cercano en el que la energía solar es la principal fuente energética de la humanidad: paneles solares reemplazarán los tejados, transformando la luz del Sol en electricidad. Cada vivienda, cada tienda, cada edificio, producirá su propia energía durante el día, misma que aprovechará durante la noche gracias a baterías de alta capacidad. No colgarán más cables por las calles. No habrá apagones. El costo de la energía será gratuito. Alimentar a una ciudad con electricidad no producirá contaminación. Los vehículos, todos eléctricos, podrán cargarse tanto en casa como en estaciones distribuidas cómodamente, donde antes había gasolineras. Esa es la utopía. Y aunque parece imposible ahora, hay quienes apuntan en esa dirección para hacerlo realidad.
Solar City, el futuro hoy
Solar City, la empresa de energía solar que fundó Elon Musk, ofrece a sus usuarios la posibilidad de vender la energía excedente que produzcan en sus inmuebles. Para ello es necesario comprar el equipo solar o tomarlo prestado de la compañía. La oferta es tentadora, pues si bien puede ser un gasto inicial alto para una familia promedio estadounidense, las recompensas son inmediatas y de por vida. La idea de Solar City es incitar a los usuarios a hacerse con el equipo de paneles solares para convertirlos en proveedores energéticos y, eventualmente, tener una red autosustentable y gratuita.
La visión de Solar City parece ir en contra de la de las compañías tradicionales de energías fósiles: si la energía se vuelve autosustentable y gratuita ya no podrá venderse, por lo que las ganancias de Solar City están limitadas a la cantidad de tiempo que tome crear una red de propietarios lo suficientemente grande como para abastecer a un país entero —o a todo el planeta— de forma gratuita. No es sorprendente que Elon Musk y su equipo no consideren que esto sea una limitante, pues sabemos que cuando Musk tiene una empresa cumple su finalidad, la vende y hace otra. Solar City evolucionará una vez que la utopía sea realidad o simplemente dejará de existir.
La idea detrás de Solar City es llenar Estados Unidos de paneles solares, transformar la industria energética y dejar la opción a los usuarios. Entre más usuarios instalen paneles solares en sus casas, mayor será la capacidad de producción de la red eléctrica de Solar City. Si se consigue descentralizar la distribución de la energía mediante la conversión de cada vivienda en una pequeña planta productora, será más difícil que una empresa pueda controlar los precios y acumule recursos para encarecerlos. Al ofrecer tantos beneficios a sus usuarios, Solar City espera que el entusiasmo se transmita entre vecinos, entre compañeros de trabajo, entre familiares, entre pueblos enteros y se haga a un lado a las compañías rapaces tradicionales. La meta es, una vez más, transformar a la humanidad.
¿Pero qué hay del otro gran problema con las plantas de energías sustentables, el almacenamiento de la energía? Para Solar City eso tampoco es motivo de preocupación. Gracias a los avances en baterías recargables de alta capacidad que ha hecho su compañía hermana, Tesla Motors, las casas solares pueden funcionar durante la noche, así como durante catástrofes naturales, sin consumir energía de la red eléctrica, manteniendo los precios de consumo por debajo de 0. Aunque por ahora las baterías tienen capacidad sólo para uso residencial, Solar City tiene la ventaja de contar con Tesla para proporcionarle el hardware adecuado a las necesidades del momento, así que creo que es posible que veamos baterías para fines industriales pronto si Solar City se mantiene a la delantera.
Para Tesla Motors una red eléctrica sustentable y gratuita significa un aliciente para la compra de autos eléctricos. Nadie preferirá usar un coche con motor de combustión cuando la alternativa elimine por completo el gasto de combustible. Tesla espera que el éxito de Solar City traiga consigo el interés general por el cambio en el uso de vehículos. De suceder esto, no habría más necesidad de recurrir a combustibles fósiles. La pregunta es si esto servirá para crear nuevos mercados, si otras compañías sustentables seguirán el ejemplo de Solar City y Tesla Motors, o si habrá que esperar a que se derritan los polos de nuestro planeta para ello.
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