Todos buscamos tener un perro de alguna raza: muchos quieren un golden retriever, otros un doberman, un pastor alemán y cuántas personas adoran a los chihuahua.
Pero, ¿sabías que las razas son un invento humano? Los perros de raza pura son manipulaciones de la genética que hemos hecho para entretenernos. Fue desde el siglo XIX en Inglaterra que nos pareció divertido alterar cómo se desarrollan los cuerpos caninos para que nos parezcan bonitos. En esa época, la moda entre los ricos era competir por “mejorar” las razas de los perros.
Para mantener una raza sin alterar sus genes, ha sido necesario reproducirlos entre familiares. Todos sabemos que la combinación de ADN entre familiares da como resultado problemas genéticos que se vuelven deformidades y enfermedades.
Tratar de controlar la estética de los perros ha ocasionado deformidades en sus cuerpos que encajan en nuestros estándares, pero les generan enfermedades que los hacen sufrir, menor calidad de vida y menos años.
Las características muy marcadas como arrugados, alargados, muy altos, muy pequeños y cráneos no funcionales son exageraciones antinaturales que creamos en ellos y que bien resulta ser crueldad animal. Por ejemplo, los bulldog tienen muchísimos errores genéticos: su nariz es tan aplastada que no puede respirar bien, sus cabezas son tan grandes que no pueden nacer más que por cesárea y su esperanza de vida es de sólo 6 años.
Por otro lado, los perros de razas mixtas tienen genes sanos porque han evolucionado por selección natural. Sus cuerpos eligen las características más funcionales para que vivan más armoniosamente con su entorno.
Aún así, las personas pagan mucho dinero por una mascota débil y enfermiza, mientras que más de 12 millones de perros mixtos buscan hogares y muchos de ellos son sacrificados. La próxima vez que vayas a adoptar un perro piensa qué prefieres: status social o un amigo sano y sin sufrimiento.
Deja tu comentario