Le cacharon un fraude al mayor fabricante de autos en el mundo, Volkswagen. La Agencia del Medio Ambiente de Estados Unidos (EPA) descubrió que la automotriz alemana instaló un software en algunos de sus vehículos para mentir en las pruebas para detectar niveles de emisiones contaminantes.
En 11 millones de automóviles con motor diesel TDI de 4 cilindros está instalado un software engañoso. Con él, los autos detectan el momento en que están siendo examinados y activan mecanismos que hacen parecer que el carro casi no contamina. Pero cuando se acaba el examen, contaminan hasta 40 veces más.
De castigo, la familia del vocho y Audi no podrán vender estos modelos en Estados Unidos —que representa 20% a 25% de sus ventas totales—, enfrentan aproximadamente 50 denuncias de clientes, sus acciones han caído más de 30% (porque los analistas creen que está difícil solucionar la bronca) y tendrán que pagar una multa de más o menos $18,000 millones de dólares. Además, su CEO, Martin Winterkorn, renunció porque se le hace imperdonable que pase esto y cree que tanto la compañía como él necesitan un inicio nuevo (creo que lo que realmente pensó fue “hasta nunca, tontos”).
El escándalo afectará a la planta de Puebla que es responsable de fabricar el Jetta, Golf y Beetle. Los empleados poblanos ya están cruzando los dedos para no ser parte del importante recorte que viene en 3, 2, 1.
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