Videojuegos

Jugar videojuegos compulsivamente podría tener beneficios para el cerebro

Peeero también podría traer algunos problemas

Los videojuegos son ya un fenómeno social y cultural, de tal manera que no sólo los entusiastas de ese tipo de entretenimiento les ponen mucha atención. Teóricos de varios campos de estudio y científicos también han volteado a ver el gaming, su impacto en la sociedad y en la salud. Aunque en repetidas ocasiones han sido descalificados por medios de comunicación que sin un fundamento claro pretenden relacionarlos con actos violentos, a la vez han surgido estudios que demuestran lo contrario: los juegos de video nos brindan más beneficios que inconvenientes.

Por ejemplo, hace 3 años surgió un tratado que nos explica que jugar Super Mario 64 30 minutos diarios durante 2 meses hace que distintas regiones del cerebro aumenten de volumen: el hipocampo derecho, la corteza prefrontal derecha y el cerebelo; se sabe que estas regiones del cerebro son responsables de la formación de la memoria, la planificación estratégica, el control muscular y la navegación espacial. Investigadores del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano y la Charite University Medicine St Hedwig-Krankenhaus estudiaron los cerebros de varios voluntarios a través de resonancia magnética, los compararon con otro grupo que no acostumbraba jugar y encontraron "aumento significativo de la materia gris" entre los jugadores.

A partir de estos datos, formularon la teoría de que jugar juegos de video podría ser útil para tratar trastornos cerebrales tales como el trastorno de estrés postraumático, la esquizofrenia y la enfermedad neurodegenerativa. Aunque los investigadores todavía no se ponen de acuerdo si tener un cerebro de mayor tamaño implica ser más inteligente, se tiene constancia de que este hecho puede llegar a ser significativo: mientras relacionan la disminución de la materia gris con enfermedades como el trastorno bipolar y la demencia, el aumento lo han asociado con un mejoramiento en la memoria.

En diciembre del año pasado, la Universidad de Utah de Ciencias de la Salud publicó otro estudio que reafirma aún más lo mencionado, pero a la vez confirma que todo en exceso, hasta cierto punto, es perjudicial. Los científicos analizaron a 200 adolescentes varones, oriundos de Corea del Sur, algunos demasiado aficionados al gaming (mejor dicho, jugadores compulsivos, con trastorno de juegos de Internet) y otros sin ese hábito, y obtuvieron evidencia de que sus cerebros se conectan de manera diferente; concluyeron que jugar videojuegos de forma crónica se asocia con la hiperconectividad entre varios pares de las redes cerebrales. Asimismo, predicen que esta manera de consumir entretenimiento virtual puede ayudar a los jugadores a responder a nueva información en su entorno, robustece la capacidad de dirigir la atención hacia los objetivos. Todo esos cambios cerebrales podrían esencialmente ayudar a alguien a pensar de forma más eficiente. Para que su análisis cobre más relevancia, planean someter a los jóvenes a varias pruebas de rendimiento con el fin de determinar si sus aseveraciones son certeras.

Imágenes de las diferentes conexiones cerebrales de los videojugadores
Imágenes de las diferentes conexiones cerebrales de los videojugadores

Entre los perjuicios que trae consigo jugar compulsivamente está el hecho de que aquellas personas que lo hacen tienen una mejor coordinación entre regiones del cerebro, la corteza prefrontal dorsolateral y la unión temporoparietal. ¿Qué significa esto? Que la gente que presenta dicho cambio tiende a distraerse más. Ese tipo de coordinación se logra observar en pacientes con enfermedades neuropsiquiátricas como la esquizofrenia, el síndrome de Down y el autismo, y en personas que controlan de mala manera sus impulsos. Hasta el momento no se sabe si jugar persistentemente videojuegos modifica las interconexiones cerebrales o si las personas con conexiones diferentes se sienten atraídas a los videojuegos.

Este estudio es relevante porque, además de ser la mayor y más completa investigación sobre las diferencias en los cerebros de los jugadores compulsivos de videojuegos hasta la fecha —según uno de sus principales autores, Doug Hyun Han—, servirá de ayuda para encontrar formas de identificar y tratar a los adictos al gaming. Cabe señalar que la investigación fue llevada a cabo gracias a la cooperación del gobierno de Corea del Sur, pues en tal país los videojuegos representan una actividad social importante, mucho más que en EUA. Como sabemos, no sólo en esa nación sino en toda la región asiática, el exceso de esta actividad ha provocado decesos (problemas de sueño, mala alimentación, por mencionar algunas de sus causantes), incluso hay clínicas de rehabilitación dedicadas a tratar a pacientes adictos a los videojuegos.

Sólo nos queda esperar que la presente investigación tenga un buen desenlace, logre su cometido, y dé pie a que muchos otros se interesen en investigar el gaming y las consecuencias que éste tiene en nosotros, para desmitificar aquellos supuestos aspectos negativos que le han adjudicado a su práctica, sin justificación alguna. ¿Qué te pareció esta investigación? En tu experiencia, ¿qué bondades y problemas te ha brindado jugar videojuegos?

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