¿Por qué a algunos no les da cruda? Y qué hacer para evitarla...

En los grupos de amigos siempre está ese elemento molesto que, tras ir de fiesta toda la noche, despierta más fresco que el que se durmió a las 10. Este sujeto es el que llega después de la fiesta de la oficina sin indicios de cruda, mientras los demás mortales sufrimos náuseas, dolor de cabeza insoportable y una aversión a todo lo que nos rodea. ¿Cómo es que este ser existe y, por qué no fui yo la afortunada?

La ciencia también quiso saber. Al parecer estudios recientes del Alcohol Hangover Research Group de la Universidad Keefe muestran que existen varios factores en juego. Hasta ahora pensábamos en la cruda como producto de la deshidratación, recordándonos constantemente que hay que tomar agua entre cada bebida alcohólica. Los investigadores ahora creen que la deshidratación no es tan relevante en la cuestión de sufrir al día siguiente o no.

Lo que sí parece ser cierto es que no hay que mezclar. Los investigadores encontraron que la cruda es debida en gran parte por la descomposición química de las bebidas. La fermentación produce un grupo de sustancias tóxicas llamadas congéneres (incluido el temible etanol) que envenenan ligeramente nuestro tejido. Los congéneres dan un color más obscuro a las bebidas fermentadas, lo que explica por qué cuando tomamos licores claros, nos sentimos menos demacrados al día siguiente.

Mientras más variedad de bebidas consumas, mayor variedad de congéneres entrarán a tu sistema y peor te irá.

Otra de las causas de la cruda es la forma en que el cuerpo metaboliza el alcohol. Una vez que entra al cuerpo, se descompone en acetaldehído y más tarde en acetato. Estos metabolitos provocan la sensación de náusea, exceso de sudoración y pulso acelerado. ¿Y el mal humor? ¿El dolor de cabeza? Sí, también es su culpa.

Entonces, si sabemos cómo nace la cruda, ¿cómo la evitamos? La investigación descubrió que 23% de los consumidores no presentan cruda y se lo deben a sus genes que sacan el alcohol y los metabolitos destructores de su sangre y limitan la inflamación producto de las toxinas.

El resto de los mortales tenemos que cuidar ciertos factores. En primer lugar, y no sobra decirlo, beber responsablemente. Esto reducirá el ingreso de toxinas al cuerpo y su potencial daño. Otro punto interesante es llevarse la vida con calma. Las emociones afectan nuestra percepción de dolor, por lo que podrías sentir peor la cruda si te sientes culpable o ansioso.

Una última observación de los investigadores fue el ritmo de consumo. Al parecer, si logras que tu nivel de alcohol no sobrepase una concentración de 0.10% podría ser que no sufras una cruda terrible.

Ya lo sabes, si la genética no estuvo de tu lado: no mezcles, no abuses y pásala bien. ¿No leíste esta nota a tiempo? Los investigadores de Keefe dicen que en las tunas existe un compuesto que contrarresta algunos congéneres y ayuda a desinflamar el tejido.

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