Antes de alarmarse ante las posibilidades de un apocalipsis causado por malévolas inteligencias artificiales —como el que pronostican Elon Musk y Stephen Hawking—, es más sabio cuestionar si el reemplazo de fuerza laboral humana, con robots, llevará a un futuro saludable para la economía global. Los expertos todavía no llegan a una conclusión general, pero en lo que sí están de acuerdo es en que para 2025 hasta 30% de los empleos en todo el mundo serán ocupados por androides de muy diversos tipos.
Ryan Calo, profesor de la Universidad de Washington que se especializa en robótica, dice que "históricamente se ha pensado que los robots servirían para facilitar únicamente tareas peligrosas, sucias y aburridas", pero que en últimos años es evidente que la utilidad de los robots va mucho más allá de labores mecánicas y simples: "Los sistemas robóticos son cada vez más complejos y versátiles, al punto de que pronto podrán ejecutar cualquier actividad humana, con la misma habilidad que una persona experimentada".
Por otra parte, Ray Kurzweil, el director de ingeniería de Google, asegura que para 2029 los robots alcanzarán el nivel actual de inteligencia humana y que la evidencia está en que ya hay programas capaces de redactar reportajes de finanzas idénticos a los que hace un periodista veterano. En teoría, no pasará mucho tiempo para que los algoritmos de aprendizaje sean tan avanzados, que las inteligencias artificiales más sofisticadas sean capaces de adaptarse a situaciones cambiantes y nuevas sin ayuda de un humano.
Como siempre, la polémica es cuál será el lugar de la humanidad ante ese futuro tecnológico. Algunos analistas dicen que no tiene caso tener miedo, pues del mismo modo que con la revolución industrial, la era de la robótica creará nuevas oportunidades de trabajo para mayor cantidad de individuos. Claro, siempre queda la posibilidad de que suceda lo contrario y que el desempleo tecnológico se vuelva un problema genuino a escala global.
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