Y en lo que sigue siendo una temporada difícil par Uber, nueva información acerca de las cuestionables tácticas utilizadas por la empresa sigue aflorando. Ahora nos enteramos de que Uber ha usado una herramienta clandestina durante años para evadir y engañar a las autoridades. Aparentemente, el propósito de estos engaños y subterfugios fue para poder operar y ofrecer el servicio en áreas en donde este estaba prohibido y no regulado.
Esta herramienta, denominada Greyball, recolecta información, tanto de la aplicación de Uber como de otras técnicas de recolección de información, para detectar y evadir a los funcionarios que podrían crear problemas para Uber. Básicamente, la herramienta se encarga de que éstos operen con una versión fantasma de la aplicación de Uber, populada con vehículos inexistentes. Por ejemplo, según algunos reportes, cuando un oficial de Portland, Oregon, trató de solicitar un servicio como parte de una operación de revisión, esta aplicación lo saboteó y mandó vehículos fantasma que, obviamente, jamás llegaron y que tampoco cobraron el servicio.
Aparentemente, el sistema Greyball se creó para proteger a los conductores de personas que abusaban del servicio, creando viajes falsos y cancelándolos posteriormente, antes de tener que pagar la cuota de cancelación. Éste sistema se conocía como Violation of Terms of Service o VTOS. En aquel entonces, justo hacía eso, negaba el servicio a los usuarios que violaban el código de uso de Uber, incluyendo a personas coludidas con las autoridades en operaciones diseñadas para engañar a los conductores y detenerlos.
Ahora, parece que cada vez que Uber llegaba a una nueva ciudad, el gerente de la localidad tenía como tarea identificar a las autoridades. Uno de los métodos utilizados era crear un perímetro de referencia alrededor de las oficinas de ciertas dependencias y luego utilizar la información recabada por la aplicación para determinar cuáles cuentas tomaban Uber desde y hacia estas de manera constante. También se usaban métodos más tradicionales, como revisar si las tarjetas usadas estaban ligadas a alguna institución financiera de la policía o incluso revisar las redes sociales del usuario.
Según varios miembros de Uber, nadie estaba seguro si la táctica era ética o incluso legal, aun así, los directivos crearon un manual de cómo usarla y lo distribuyeron a lo largo de las ciudades en donde opera el servicio. Cabe mencionar que justo después de que esta información se dio a conocer, Ed Baker, vicepresidente de producto y crecimiento dejó la compañía, aunque queda duda de si su salida tuvo que ver con esta situación o con ciertas acusaciones relacionadas con los problemas de acoso sexual que Uber está viviendo actualmente.
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