Una parte esencial de la tecnología es la conectividad. Prácticamente cualquier máquina o aparato electrónico necesita enchufarse; ya sea para cargarse, transferir datos o conectarse a otros dispositivos. Actualmente, el estándar de conectividad es el USB, y probablemente la mayoría de los electrónicos que posees lo utilizan (piensa en los cargadores de celular o en cualquier flash drive). En 2013 llegó USB 3.1, la última actualización que principalmente mejora las velocidades de transferencia entre aparatos. Pero además de ello, llegó el USB tipo C, una nueva tecnología que pretende revolucionar la conectividad como la conoces.
Hay que aclarar que el USB tipo C no es una actualización a las velocidades de transferencia, sino un hardware totalmente nuevo. Así como los miniUSB y microUSB llegaron en forma de conectores y cargadores más pequeños, el USB tipo C es una entrada completamente nueva. A diferencia de todos los tipos de USB desarrollados hasta el momento —que son compatibles entre ellos—, el tipo C necesita de un adaptador especial para ser compatible con cualquier otra entrada. Sin embargo, a pesar de que esto puede representar una gran desventaja, también ofrece muchísimos pros que están convenciendo a algunos fabricantes para incluir esta nueva tecnología en sus dispositivos.
La primera de estas ventajas —y que puede parecer trivial, aunque no lo es— es que el USB tipo C es reversible. Así como el cable Lightning de Apple, esta nueva entrada es simétrica, por lo que puedes conectarla de cualquier manera sin temor a "ponerla al revés". Además, busca convertirse en una conexión verdaderamente universal. Hasta el momento, diferentes tamaños de USB son utilizados para diferentes dispositivos (por ejemplo, el tipo A para PCs y microUSB para cargar dispositivos pequeños); pero el USB tipo C puede utilizarse para conectar indistintamente computadoras, tabletas, smartphones, bocinas, etc. No habrá más necesidad de usar adaptadores o de traer diferentes cables en la bolsa.
Por otro lado, el USB tipo C soporta diferentes protocolos para "modos alternos"; lo que significa que acepta adaptadores para conectar diferentes tipos de cables. Así, con el adaptador correcto, el USB tipo C puede ser compatible con un cable HDMI, un VGA o hasta otros tipos de USB. De nuevo, un solo cable sirve para realizar muchas cosas, un gran alivio para todos aquellos que tienen que realizar muchas presentaciones o proyecciones, por ejemplo.
Tal vez no lo hayas notado, pero un gran problema de los dispositivos móviles actuales es la entrada 3.5 mm comúnmente utilizada para conectar audífonos. El mantener esta tecnología obsoleta evita que los fabricantes puedan desarrollar teléfonos más delgados, por ejemplo. Además, la entrada de 3.5 mm data de los 60s, (de hecho es una de las últimas tecnologías análogas aún en uso), por lo que la pérdida de calidad es notable (aunque ya estés acostumbrado). El USB tipo C podría usarse como nuevo estándar, permitiendo a los aparatos reproducir audio de mucha más calidad; además de lograr que fueran más delgados.
Finalmente, el USB tipo C cuenta con todas las ventajas del nuevo estándar USB 3.1, por lo que puede ofrecer velocidades de transferencia de datos mucho más altas y tiempos de carga mucho más cortos.
¡Vaya!, con todas estas ventajas, todo mundo debe estar implementando este nuevo estándar ¿no? Lamentablemente, la respuesta es negativa. A pesar de todas las mejorías que ofrece, el USB tipo C se enfrenta a varios problemas que han frenado de manera importante su crecimiento; y es por eso que prácticamente es desconocido a pesar de haber llegado hace 3 años.
En primer lugar, el desarrollo de cables que hacen uso de la nueva tecnología —inexplicablemente— no está totalmente regulado. Ya que la nueva entrada permite una mayor transferencia y retención de carga, un cable no desarrollado cuidadosamente puede quemar los aparatos a los que se conecta. Por suerte, algunas compañías ya han empezado a tratar de controlar esta problemática. Amazon prohibe la venta de cargadores de este tipo que no cumplan las normativas reguladas por el USB Implementers Forum Inc. Asimismo, Bensen Leung, ingeniero de Google, ha luchado por hacer notar este fallo para que los estándares de fabricación sean más altos. Afortunadamente, el USB Implementers Forum, ente que promueve y apoya este tipo de conectividad, desarrolló un nuevo protocolo que permite a los dispositivos autenticar los cables USB que se conectan a ellos. Así, si un cable "chafa" es conectado, el dispositivo puede negar la transferencia de carga, protegiéndose a sí mismo.
Otro de los problemas a los que se enfrenta esta nueva tecnología es al costo de actualización en el mercado. Tal como le paso a Apple cuando introdujo el cable Lighting; el cambio del microUSB a USB tipo C significa un gasto mayúsculo para los fabricantes y consumidores. Millones de cables, cargadores, bocinas, docks y otros dispositivos se volverían inservibles sin un adaptador. Y no todo mundo está dispuesto a renunciar a esa comodidad.
El problema anterior ha desembocado en que no muchos fabricantes se hayan aventurado a cambiar la entrada de sus dispositivos. Hasta el momento, Google con la Pixel C y los nuevos Nexus; Apple con su nueva MacBook; LG con el G5; OnePlus con el OnePlus 3 y HTC con el HTC10; son prácticamente las únicas compañías que han adoptado la entrada USB tipo C. Entonces, la problemática se vuelve un círculo vicioso: sin dispositivos con esta tecnología no se crean periféricos y cables que sean compatibles; y sin ellos, la gente no está dispuesta a hacer el cambio.
El USB tipo C ofrece grandes ventajas: transferencia de datos y carga más rápida, entradas reversibles y que permiten la adaptación de muchos cables, la oportunidad de crear teléfonos más delgados, la posibilidad de conectar muchos dispositivos diferentes con el mismo cable; entre muchas otras. Sin embargo; para que esta nueva tecnología se vuelva realmente un estándar, es necesario que grandes fabricantes de dispositivos (como Samsung o Huawei), cables y periféricos; se avienten al ruedo. Ya que suceda esto, los consumidores entenderán que es una apuesta segura y también empezarán a consumir electrónicos con los nuevos conectores.
El futuro de la conectividad ya está aquí; ahora solo hay que aprovecharlo.
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