Hay tradiciones destinadas a nunca desaparecer y en el mundo de la tecnología la favorita es decir que Apple está rumbo a la perdición.
"Guarden mi comentario y se darán cuenta dentro de muy poco tiempo que era una profecía: Apple va en declive y pronto morirá. No está haciendo nada sorprendente y jamás volverá a innovar. Ya nadie se emociona con lo que crea, si acaso sólo los iDiots."
¿Te suena familiar? Lo dicen todo el tiempo y a veces no sólo quienes detestan a Apple, también personas que están muy conscientes de lo que está sucediendo en la industria tecnológica, como los analistas financieros —la diferencia es que ellos lo dicen con palabras políticamente correctas—. Y también están los titulares sensacionalistas, que tratan de concientizarnos acerca de "lo terrible que están las cosas" para Apple.
La pregunta aquí es ¿de verdad hay razones para pensar que Apple está rumbo a su fin? Una respuesta rápida para semejante polémica es ir a lo simple y directo: no. Obviamente las cosas son mucho más complejas, hay demasiado sucediendo en el contexto como para que alguien pueda predecir acertadamente el futuro de quien en este momento es el más fuerte de los gigantes tecnológicos del planeta.
El drama comenzó cuando Apple dio a conocer los resultados financieros de su segundo trimestre fiscal de 2016. Entre complicados números e incontables estadísticas —que dicen mucho, pero no siempre son tan interesantes— apareció una gran revelación: la compañía dejó de incrementar sus ventas y ganancias, después de 13 años de haber mantenido un crecimiento continuo.
Casi al instante comenzaron a aparecer toda clase de opiniones, la mayoría orientadas hacia una dirección pesimista: "Apple está perdiendo dinero, un síntoma de que su situación es muy difícil". Lo curioso es que no hay una pérdida, sólo un ingreso menor de lo esperado. Hay una diferencia abismal entre ambos términos y cada uno lleva a conclusiones distintas.
Las cosas en el mundo financiero suelen complicarse de un momento a otro y cuando alguien no cumple ciertas expectativas, comienzan a sonar las alarmas. El caso de Apple es un gran ejemplo: tuvo $50.6 mil millones de dólares en ingresos, de los cuales $10.5 mil millones fueron ganancia; si cualquier otra compañía hubiera conseguido esos números en un lapso de apenas 3 meses hasta habría celebración, pero estamos hablando de Apple, quien durante más de una década no dejó de subir la expectativa.
De cierto modo Apple mismo es culpable de las reacciones por tener tan buen desempeño financiero y a decir verdad, el comportamiento de sus inversionistas es entendible, ellos quieren resultados a como dé lugar, no les interesa si la "mala racha" es culpa de una burbuja o de una tendencia a largo plazo. Cuando no pasa lo que todo mundo esperaba, arde Troya. Aunque una vez más, el contexto actual de Apple está lejos de terminar en tragedia.
Es obvio que a Apple le hace falta un nuevo producto en su catálogo, pues comienza a hacer más dinero de sus servicios, que de la venta de iPad y Mac —tal vez porque la PC como industria sigue desacelerándose— y también está el hecho de que no puede basar toda su estrategia en un único tipo de dispositivo, el iPhone, tan sólo porque el éxito no está garantizado para toda la vida. Pero si algo queda claro es que como compañía tiene recursos para cometer errores una y otra vez, y otra, antes de estar remotamente en aprietos. Si acaso la relación comercial con China es la única que podría desestabilizar a Apple, pero fuera de percances mínimos —como el cierre de iTunes Movies y iBooks en ese territorio— el panorama se ve muy bien por ahora.
Cuando falleció Steve Jobs mucha gente pronosticó que Apple se iría a la ruina en pocos meses; han pasado varios años y la compañía se ve incluso más fuerte
No estoy diciendo que todo lo que hace Apple y cada cosa que está a su alrededor sea una maravilla. El Apple Watch es, a leguas, un intento fallido por seguir las tendencias de wearables los cuales, a su vez, no están funcionando. Los componentes de la Mac Pro ya son obsoletos, Apple TV se está diluyendo entre un mar de opciones similares y servicios de streaming disponibles en todas partes, en fin, sobran ejemplos de lo que necesita trabajar Apple para mejorar.
Sin duda iPhone es el tema más delicado en esta situación. ¿Realmente innova? ¿Necesita cambiar? Contrario a lo que se cree, la fortaleza de Apple no está en innovar, sino en perfeccionar conceptos; no siempre lo logra, pero cuando lo hace parte de ahí para crear grandiosas experiencias. Para triunfar, los próximos iPhone deben mantenerse firmes con ese propósito, así como satisfacer las necesidades de la gente. Después de todo el iPhone 6 tuvo un éxito tan masivo gracias a que respondía a la inquietud de teléfonos iOS de mayor tamaño. Como toda compañía tecnológica, Apple tiene el compromiso de convencernos con cada una de sus creaciones, con algunas lo hará, mientras que fallará con otras, esa ha sido su historia desde un par de décadas... y probablemente lo seguirá siendo durante mucho tiempo más.
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