Antes de que existieran los servicios de Video On Demand (VOD), soñaba con que algún día existiera un sitio o dispositivo que te permitiera ver cualquier serie o película sin importar qué tan vieja o nueva fuera, pero sobre todo lo que deseaba era no tener que atenerme a los horarios de las televisoras. Aunque servicios como Netflix han cambiado al mundo y la manera en la que consumimos televisión, aún no hay un servicio todopoderoso que contenga todo el contenido del mundo.
Cuando Netflix llegó a Latinoamérica, su catálogo distaba mucho de ser tan vasto como el de Estados Unidos, donde películas con pocos meses de haber sido estrenadas, ya estaban disponibles para que sus usuarios las disfrutaran en la comodidad de su casa. Poco a poco la oferta del servicio fue aumentando y actualmente no cabe duda de que Netflix es el rey. Aunque tal vez mi sueño de tener todo el contenido en un solo lugar no se cumpla jamás, esperaría que por lo menos el amo y señor siguiera aumentando su catálogo, pero según un estudio de AllFlicks, ha sucedido todo lo contrario.
La siguiente gráfica muestra cómo en los últimos 2 años y medio, el catálogo de Netflix —por lo menos en Estados Unidos—se ha reducido 31.7%, lo que se traduce en 2500 títulos menos que antes (2159 películas y 412 series). Aunque son más las cintas que los programas, el porcentaje de disminución es muy similar, 33.2% en películas y 25.6% en series.
¿Por qué sucede esto? La respuesta obvia es que Netflix está apostando por un catálogo menos abundante, pero más exclusivo. No por nada este año han invertido $6 mil millones de dólares para producir su propio contenido. Para ellos, no tiene caso gastar la licencia de una película o serie que los usuarios podrán ver en otros servicios de la competencia. No hay mejor manera de enganchar a la audiencia que ofreciéndoles programas tan exitosos como House of Cards, Daredevil, Jessica Jones y Orange is the New Black, por mencionar algunos.
¿Deberíamos preocuparnos? Sí y no. Sí, si como yo esperabas deshacerte de tu suscripción al servicio de TV de paga tradicional con cientos de canales que ni ves, para sustituirlo con un servicio de VOD maestro que tenga —casi— todo lo que quieres ver. En cambio, ahora la oferta de streaming empieza a parecerse más al cable o TV satelital, donde había que comprar paquetes de canales que tuvieran todas las series y películas que te gustaban o tenías ganas de ver.
No es tan preocupante porque aunque contrates 2, 3 o 4 de estos servicios, en teoría estarías pagando menos que por uno de los paquetes premium de los servicios de TV de paga tradicionales. Claro que todavía hay cosas como los deportes y eventos en vivo que no son tan accesibles en streaming, pero poco a poco empiezan a haber ofertas como MLB.TV que te permiten ver todos los partidos de beisbol de las Grandes Ligas sin importar donde te encuentres.
El mercado del streaming en Latinoamérica aún es muy pequeño, pero su crecimiento se ha acelerado en los últimos años. La oferta de servicios también comienza a ponerse interesante con competidores fuertes como Claro Video, HBO GO, Cinepolis Klick y el hasta ahora criticado, Blim. ¿Tú qué opinas? ¿En el futuro habrá un servicio que ofrezca todo lo que quieres ver o crees que habrá que suscribirse a más de un servicio de VOD para poder tener acceso a lo mejor del cine y la TV?
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