Estoy seguro que nunca he visto un sable láser tan genuino, ni siquiera en las películas de Star Wars —sobre todo porque su luz es CGI—. Éste, que se le ocurrió al inventor Martin Beyer, no puede cortar y tampoco viene de una galaxia muy, muy lejana, pero es sin duda la mejor réplica que existe.
A diferencia de otro ejemplo reciente igual de impresionante —que es una especie de soplete láser—, el de Beyer está creado más como juguete, que como arma. Su creador dice que sólo es un prototipo, pero aún si le falta trabajo, se trata de una obra de arte con tanto amor para los fans, que hasta el interior de la empuñadura es como si la hubiera fabricado realmente un Jedi.
Martin dice que no pensó en el fanservice para otros, sino en lo que él esperaría de una réplica real.
Por eso la cámara en donde se genera la luz para la espada tiene un cristal, igual que los usados en el universo de Star Wars.
Lástima que Martin no tiene intención de vender pronto las copias de su Lightsaber y al menos por ahora no está dispuesto a compartir los secretos de cómo construyó la réplica. Habrá que esperar para ver cuándo las tiene listas para venta y en cuánto saldrá un ejemplar; lo que cueste, seguro lo vale.
Aquí está el video completo. Te conviene subirle al volumen hacia el final.
Deja tu comentario