Zadar, en Croacia, es un destino turístico no tan mainstream, pero tiene un atractivo impresionante, tanto así que el mismo Alfred Hitchcock alguna vez declaró que allí se daban los mejores atardeceres en el mundo –y cómo no hacer caso a uno de los genios visuales más importantes de la historia–. Pero de todas las cosas sorprendentes de la ciudad, la joya es Morske Orgulje, una maravilla arquitectónica que sirve como instrumento para que "el mar haga sus propias melodías", algo así como si fuera una armónica tocada por el mismísimo Poseidón.
La estructura del Morske Orgulje es simple: es un tipo de explanada con niveles que se extiende 70 metros sobre la costa y que descienden hacia el mar, consta de 35 tubos de distintos diámetros y longitudes que permiten reproducir el sonido. Le debemos esta obra genial al arquitecto Nikola Bašić y otros expertos en hidráulica. El órgano marino, como también es conocida esta estructura, puede tocar 7 acordes en 5 tonos distintos; existen audios y videos con muestra de este impresionante sonido.
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