Desde que tengo memoria, las drogas han sido vistas como sustancias que casi con olerlas te pueden convertir en adicto. Sin embargo, un psicólogo canadiense llamado Bruce Alexander hizo interesantes descubrimientos que contradicen algunas de las ideas que la mayoría de las personas tienen de las adicciones a sustancias.
En un experimento de los años 50 y 60, se puso a un grupo de ratas en pequeñas jaulas para drogarlas y estudiar la adicción. Después de que las ratas prefirieron alucinógenos a comida, los científicos concluyeron que las drogas son 100% adictivas y quienes las consuman caerán irremediablemente en un laberinto sin salida, que no hay herramienta ni salida a aquellos hijos del demonio que prueben la dulce miel de las drogas.
Esa satanización de las drogas pareció muy radical a Bruce Alexander, así que decidió llevar el experimento más lejos.
Apoyado por la Universidad Simon Fraser, Bruce Alexander llevó a cabo de nueva cuenta el experimento de drogar ratas con una diferencia importante: a un grupo de ratas las aisló en jaulas individuales y a otro grupo de ratas las puso en una gran caja de casi 9 metros cuadrados acondicionada para que las ratas pudieran divertirse, socializar y hasta encontrar parejita; a este paraíso lo llamó Parque de Ratas.
A ambos grupos se les ofreció morfina disuelta en agua y pasó lo siguiente: las ratas enjauladas se drogaron hasta decir basta, mientras que sus compañeras en el Parque de Ratas preferían disfrutar de la vida sin estar bajo los efectos de la morfina.
Alexander siguió experimentando e invitó a varias ratas drogadictas al parque. Sorprendentemente, dejaron de entrarle a su agüita con morfina y aunque sufrían el síndrome de abstinencia, abandonaron su adicción.
Varios años después, la universidad dejó de sustentar el experimento, pero Bruce ya había logrado conclusiones interesantes: la adicción es un problema social más que individual. Cuando hay elementos sin integrarse a una sociedad, la adicción a cualquier cosa —no sólo a las drogas— crece, es una manera de adaptarse a su soledad, a no encajar. La adicción no es una enfermedad que pueda curarse ni un pecado que deba ser castigado. La solución es integrar a los adictos a la sociedad.
Te dejo el video para que veas el experimento completo. Puedes activar los subtítulos en español. También te invito a que cheques el cómic que hizo Stuart McMillen, vale mucho la pena.
Deja tu comentario