El Apple Watch dará relevancia a los wearables, Apple Pay promete revolucionar los pagos electrónicos y el iPhone 7 podría poner de cabeza a la industria de los smartphones, pero el futuro más prometedor de Apple no está en los dispositivos que puedes guardar en el bolsillo —o llevar puestos—, sino en los automóviles. La idea de que Apple construya un carro, como alardean los rumores recientes, puede parecer ridícula, pero sería la oportunidad perfecta para que la compañía cierre con broche de oro su estrategia: estar presente en cada aspecto de nuestra vida, no importa si estamos en casa, conducimos en la ciudad o salimos de viaje.
Los autos son la moda en Silicon Valley, así que tiene sentido que Apple no quiera quedarse atrás
Hasta hace un par de semanas, la posibilidad era razón de burla; después de todo, ¿qué puede hacer una empresa especializada en computadoras y dispositivos móviles para innovar dentro de la industria automotriz? En 2011, Steve Jobs dijo, en una entrevista para The New York Times, que su compañía tiene talento y recursos suficientes para reinventar el concepto del auto. "Si tuviera tiempo y energía, me gustaría crear un vehículo realmente innovador.", comentó. Por supuesto, no se trata únicamente de palabras en el aire, Apple cuenta con la experiencia necesaria, aunque de forma indirecta, pues en su historia reciente hay ingenieros y especialistas en desarrollo que han trabajado con Mercedes-Benz, BMW y Audi. Otros argumentos para creer que Apple tiene interés en la creación de un auto son:
- El vicepresidente de Apple, Eddy Cue, forma parte de la mesa directiva de Ferrari.
- Apple acaba de contratar a Johann Jungwright, expresidente y director general de la unidad de investigación y desarrollo de Mercedes-Benz America.
- El director de diseño de Apple, Jony Ive, quien se considera un amante y experto de los carros, dice que los automóviles actuales son una basura y que a la primera oportunidad, crearía algo completamente nuevo.
- Apple se llevó, por lo menos, a 50 empleados de Tesla Motors para trabajar en diversos proyectos.
- Al menos 640 ingenieros y diseñadores industriales de Apple tienen experiencia en el tema automotriz, incluyendo el veterano de Ford, Steve Zadesky.
Obviamente, incursionar en la industria automovilística no sería una tarea sencilla. Los procesos en el negocio automotriz son mucho más lentos de lo que acostumbra Apple. La investigación y el desarrollo toman mucho tiempo, hay presión constante porque la regulación automovilística es muy estricta, la fabricación tienen una complejidad diferente a la de los dispositivos móviles y, claro, el control de calidad es más exigente —sólo porque un error cuesta vidas humanas—. También está el hecho de que son necesarias habilidades empresariales distintas para hacer un teléfono o una computadora, que para construir un auto.
La ventaja de Apple es que después de que su valor superó la marca de $700 mil MDD, tiene aún menos pretextos para invertir una fortuna en la infraestructura para desarrollar y manufacturar cualquier clase de automóvil. De acuerdo con varios analistas financieros y profesionales de la industria automotriz, es necesario gastar hasta $5000 MDD a lo largo de 10 años para finalizar el proyecto de un modelo de auto, aunque eso incluye costos de fabricación, así como pago de patentes y permisos. Con la liquidez actual de Apple a escala global, no debería haber problema al tomar un riesgo tan grande, aun si el proyecto fracasa.
Volviendo a la interrogante de por qué Apple tendría tanto interés en fabricar un auto, basta decir que en CES 2015 predominó el tema de los autos, tanto los impulsados por energía eléctrica como los que se manejan de forma autónoma. Es evidente que las grandes compañías de Silicon Valley están enamoradas de la idea de que sus productos sean completamente integrados en un coche o, en el caso de Android Auto y CarPlay, que se conviertan en el eje de todos los servicios en línea que existen dentro del vehículo. Y claro, Tesla Motors es uno de los principales causantes de esa euforia. No es un secreto que la explosiva personalidad de Elon Musk y su éxito repentino provocan envidia —en ocasiones con admiración, la mayoría de las veces con resentimiento— entre muchos de los empresarios del mundo tecnológico, pues está reinventando una industria que en las últimas décadas ha evolucionado muy poco.
Ahora bien, si Tesla Motors ya tiene camino recorrido y está obteniendo buenos resultados, es fácil pensar que la mejor solución para Apple sería comprar desde el inicio al que se convertiría en su principal rival, en lugar de competir con él. Parece que Tim Cook también lo vio desde esa perspectiva y según rumores, se sentó en la mesa de negociaciones con Musk para convertir a Tesla en la división de autos de Apple. El problema es que, lejos de llegar a un acuerdo, Musk comenzó a contratar a ingenieros clave de Apple, para que usaran sus conocimientos en la creación de los próximos Model S. En pocas palabras, Tesla Motors busca mantener su independencia. Por otro lado, está el inconveniente de que el capital de Apple en Estados Unidos no es tan sustancial, por lo que una compra que tal vez ascienda a $40 mil MDD podría resultar inconveniente.
Frente a los interminables comentarios, críticas y hasta memes que abundan en Internet acerca del iCar, es importante dejar claro que incluso si el plan de Apple es real, podría pasar mucho tiempo antes de que concluya el proyecto (mínimo 3 años, conforme al calendario acostumbrado por la industria automotriz), ni se diga para que el auto esté listo para circular sobre el asfalto. Lo interesante es que el concepto tiene el potencial de ser algo único y realmente novedoso, gracias al talento combinado de Jony Ive y Marc Newson; ambos diseñadores industriales tienen gran capacidad para lanzar ideas innovadoras y dado que se consideran geeks de los autos, conocen a la perfección el tema. Hay dudas acerca de la estética que esta mancuerna podría presentar con el iCar, con el argumento de que un viejo diseño (el Ford 021C en 1999) sería la base del proyecto, pero hasta los más célebres autores de la industria automotriz han cambiado su estilo con el paso de los años, incluyendo a Walter de Silva, Michelle Christensen y Franz Von Holzhausen, así que no hay razón para preocuparse.
Sin embargo, el argumento más importante es que Apple no se limita a vender productos, sino experiencias que apuestan por la máxima integración. Todo lo que vende Apple está diseñado para encajar a la perfección con el resto del catálogo de dispositivos y servicios, así que un automóvil tiene todo sentido en ese ecosistema. La compañía no sólo podría librarse de las restricciones y compromisos que requiere la implementación de CarPlay, sino que repetiría la hazaña del iPod y el iPhone, al reinventar el concepto de los automóviles con una propuesta fresca, innovadora y muy diferente de lo que acostumbran las viciadas empresas del mundo automotriz.
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