La regulación que estableció el gobierno del Distrito Federal para servicios como Uber y Cabify fue una grata sorpresa, no sólo para la gente involucrada con estas empresas, sino para los usuarios que podremos seguir disfrutando sus beneficios. Por supuesto, hay muchas dudas acerca de cuál será la consecuencia a largo plazo —por ejemplo, si habrá imposiciones excesivas de parte de las autoridades o limitaciones de uso—, pero al menos algunas de esas interrogantes comienzan a tener respuesta.
Uber y Cabify deberán pagar 1.5% de cada viaje para una caja de "ahorro", de nombre Fondo del Taxi, la Movilidad y el Peatón
El director de Cabify en México, Ricardo Weder, aseguró en entrevista para Qore que al menos por ahora no hay intención de cambiar las tarifas, pues los pagos que exige el gobierno capitalino como parte de su nueva regulación serán considerados un costo del crecimiento de la empresa. “Por el momento no tenemos planeado ningún aumento en nuestras tarifas. Es un cargo financiero [el que pide el gobierno] que estamos dispuestos a asumir y de hecho, Cabify había propuesto crear un fondo para mejorar la movilidad en la ciudad. Creemos que ya con una regulación y una mayor estabilidad [legal], debemos enfocarnos en crecer los volúmenes de operación para solventar de manera positiva estos gastos”.
Los representantes de Cabify consideran que los lineamientos —de la Regulación del Servicio Privado de Pasajeros Mediante Aplicaciones y Plataformas Informáticas— se ajustan a su actual forma de trabajo y si acaso tendrán que hacer ajustes mínimos. A pesar de todo, es un hecho que el requerimiento de que las unidades tengan un precio mayor a $200,000 pesos y antigüedad menor a 5 años limitará las oportunidades para los asociados —dueños de los autos—, pues habrá necesidad de invertir más dinero para mantenerse vigente dentro del esquema y en consecuencia, la disponibilidad del servicio para los clientes se reduciría.
Weder dice que si bien hay una desigualdad de condiciones operativas respecto a los taxis —a estos últimos no les exigen calcomanía Cero ni tener autos equipados con muchas prestaciones—, la ventaja competitiva de Cabify está justo en que su servicio tiene un estándar de calidad elevado. Por otra parte, la empresa no cree que haga falta un amparo, pues ve con buenos ojos la regulación, aunque todavía no decide de qué forma se distribuirá la responsabilidad de costos por permisos ($4441 pesos al año para acreditarse, adicional a un pago anual de $1538 pesos por unidad)
“Con la regulación va a haber mayor certidumbre para nuestros asociados y a mediano plazo se darán cuenta de que la rentabilidad sigue. De hecho, una parte importante de nuestra flota ya cumple con esta condición, otra parte no —evidentemente—, pero estamos seguros de que vamos a conseguir rentabilidad. Como estamos basados en la economía de compartición, ambas partes tienen que ganar para que esto sea redituable”.
Por último, aunque Cabify recibió la regulación como un precedente positivo para el sector del transporte en México —argumentando que causará un rebote de modernización en la industria de los taxis para beneficio del ciudadano—, no significa que aceptará sin réplica todas las imposiciones gubernamentales. Por ejemplo, no hay intención de alinearse a un esquema sindical como el que tienen algunos gremios de taxistas; aunque desde otra perspectiva, la empresa permitirá que sus socios formen parte de los sindicatos, siempre y cuando no haya conflicto de intereses.
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