Dado que la gente cada vez se interesa menos en las cámaras especializadas, esto como resultado del incremento de capacidad fotográfica en los teléfonos, en últimas fechas se libera una fiera batalla en el ámbito de las bridge. Uno de los principales contendientes es Ricoh, que con la Pentax XG-1 elevó el estándar de portabilidad y capacidad de zoom.
Con un equivalente focal de 24-1248mm que en su punto máximo ofrece una apertura f/2.8, la potencia de zoom de este modelo es digna de elogio, pero tal vez lo más llamativo es que en conjunto el armazón con la lente retraída suman 8.9 centímetros de espesor, suficiente para llevarla a todas partes sin necesidad de un aparatoso estuche. El beneficio adicional en cuanto a acercamientos es que debido al zoom digital de 4x se puede multiplicar la capacidad a 208x, claro, tomando en cuenta que sólo se trata de un recorte de imagen. Del otro lado de la óptica, la cámara es capaz de enfocar a tan sólo 1 centímetro de distancia.
Desafortunadamente, la reducción de tamaño implica sacrificios, y en el caso de la XG-1 eso significa una pantalla de 3" con apenas 460,000 puntos, mientras que el visor electrónico está limitado por 200,000 puntos. Pero de todos los recortes, el sensor es el que más sufrió, pues se trata de un BSI-CMOS 1/2.3", un poco mayor que el disponible en los equipos compactos tradicionales. Lo anterior quiere decir que las imágenes estarán un tanto sofocadas por la resolución y la evidencia está en que no se pueden guardar los fotogramas en formato RAW.
Por lo demás no hay tanto que presumir. De sensibilidad ISO tiene 3200, captura a una velocidad de 9 fotogramas por segundo y cuenta con un sistema de estabilización óptica de 2 ejes. Además, carece de conectividad inalámbrica, ni siquiera Bluetooth, aunque eso se compensa con compatibilidad para tarjetas SD con Wi-Fi. Lo interesante es que a pesar de las carencias, la Pentax XG-1 se impone como una propuesta muy conveniente, pues su precio es aproximadamente $430 USD. Estará disponible a mediados de agosto.
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