El Internal Revenue Service (IRS, Servicio de Impuestos Internos), aparentemente perdió de vista que Windows XP dejaría de recibir soporte de su fabricante el 8 de abril pasado y no migró más de la mitad de sus PC a Windows 7. Por esa razón, la división del Department of the Treasury (Departamento de Tesorería) de Estados Unidos pagó varios millones de dólares a Microsoft para agilizar el cambio a la penúltima versión de Windows.
La medida podría parecer exagerada y fuera de contexto; sin embargo, los ciudadanos de Estados Unidos tienen hasta hoy, 15 de abril, para ingresar su declaración anual de impuestos en el sistema del IRS. El propósito de la instancia fue reducir las fallas potenciales que impidieran a los contribuyentes cumplir con sus obligaciones fiscales.
“Descubrimos que tuvieron problemas y pagaron $30 MDD para concluir la migración a Windows 7, a pesar de que Microsoft anunció en 2008 que retiraría el soporte a Windows XP en 2014. Sé que probablemente desearían haberlo hecho [cuando tuvieron la oportunidad]”, aseguró Ander Crenshaw, presidente de servicios financieros y del subcomité del gobierno general de Estados Unidos.
De acuerdo con el IRS, ninguna de sus computadoras para el periodo de recaudaciones, ni ningún otro programa vital para sus contribuyentes, funciona con sistemas operativos descontinuados. La dependencia logró resolver el problema oportunamente, aunque, irónicamente, los impuestos que se encarga de reunir fueron vitales para conseguirlo.
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