Desde su infancia, el suizo Raphael Pikar ha sido un aficionado de la aviación a escala. Su pasión lo condujo a formar una carrera de fabricación y pilotaje de aviones miniatura, la cual actualmente tiene un gran impulso debido al auge de los drones.
En 2007, el panorama de las aeronaves no tripuladas cambió con la introducción del vuelo en vista de primera persona (first-personview, FPV), una tecnología pensada para perfeccionar las operaciones de objetos voladores vía control remoto.
Hasta 2011, Pikar construía dispositivos de vuelo únicamente por diversión, pero ese año participó en la consolidación del Team BlackSheep, una empresa hongkonesa dedicada al desarrollo y comercialización de aeronaves FPV. Los modelos de BlackSheep se utilizan principalmente en la inspección de edificios y zonas de difícil acceso, así como en la filmación de comerciales.
Los planes del piloto y diseñador se centran en nuevas oportunidades de negocios para los drones, como el envío de comida o correspondencia. De acuerdo con él, el principal problema para iniciar ese tipo de emprendimientos es la regulación de su uso, como de espacios aéreos.
En Estados Unidos, por ejemplo, la designación comercial para este tipo de dispositivos está prohibida por la Administración Federal de Aviación (exceptuando ciertos casos con licencia). El organismo abrirá los primeros debates sobre la materia hasta 2015.
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