A pesar de que ya han aparecido tres grandes actualizaciones al sistema operativo de Microsoft desde la versión XP, la realidad es que ésta última no ha dejado de ser usada en gran parte del ambiente corporativo, en parte por el costo que representa comprar nuevos equipos que soporten Vista, Windows 7 o Windows 8.
Los problemas que esto implica son variados, desde la incompatibilidad de aplicaciones hasta el hecho de no poder utilizar correctamente los programas incluidos con el sistema. Por ejemplo, Kaspersky, que producen una popular suite de seguridad, recibió una actualización que bloqueó el acceso a Internet para los equipos con Windows XP.
El error fue que, en la nueva configuración, se cerraba el acceso de los puertos comúnmente usados para la navegación web. No solo eso, sino que las personalizaciones para usuarios que se conectan a través de un proxy también se perdieron. Aquellos con el problema fueron capaces de volver a utilizar Internet al desactivar el escáner web, lo cual no era óptimo en ningún nivel.
Kaspersky se apresuró a lanzar un parche que corregía estos errores, sin embargo, se necesitaba interrumpir el servicio de su antivirus que revisa los paquetes que recibe el equipo. Después de ello, todo regresaba a la normalidad.
A pesar de que la situación fue culpa de Kaspersky, puede ser un llamado de atención para que las empresas comiencen a dejar de utilizar un sistema operativo que se lanzó en 2001.
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