A pesar de que Samsung invirtió muchos recursos en el concepto de Galaxy Gear y a la fecha sigue gastando millones de dólares para promocionarlo, el reloj inteligente está vendiendo mucho menos de lo esperado, tal vez como resultado de su cuestionable desempeño y por toda clase de opiniones negativas que sigue generando. La ironía es que incluso los falsificadores parecen no tener interés alguno en clonar el dispositivo.
Un reporte de CNN explica que la industria de manufactura informal en China prefiere esperar a que la tecnología portable sea más popular. Sin embargo, más allá de esa circunstancia general, el problema se centra en el smartwatch de Samsung, pues hasta Pebble, que podría considerarse muy de nicho, tiene su versión apócrifa. Esto tiene mucho sentido; la piratería suele apostar por los productos más llamativos de la temporada, dado que es lo que se venderá más rápido, mientras que un dispositivo con poca fama se quedará guardando polvo en los almacenes, aún si se trata de una imitación de bajo precio.
El mayor problema para Samsung es que su intención con Galaxy Gear era tomar la ventaja durante la etapa inicial de la tecnología portable, no obstante, el ímpetu resultó contraproducente. No sólo la relevancia de su propuesta se está diluyendo a un ritmo alarmante, la competencia ya le pisó los talones y comenzó a ganarle mercado, justo como se evidenció durante CES 2014.
Es muy probable que Samsung ya esté trabajando en la segunda generación de Galaxy Gear, con mejoras y ajustes que, tal vez, tengan en cuenta la retroalimentación de críticos y consumidores, pero será difícil hacer a un lado el mal precedente. Por otro lado, se dice que Apple tiene planes serios de producir su propio reloj inteligente (de nombre iWatch) y que lo tendrá listo durante el transcurso del año, sin mencionar que el lanzamiento de Google Glass es inminente. Así que la carrera de la tecnología por ganar la preferencia del público —y de los falsificadores — promete ser muy emocionante.
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