Mientras que en nuestro país los e-cigarettes, o cigarros electrónicos, apenas están ganando popularidad, en Estados Unidos ya se encuentran en la etapa de generar controversia e impactar en las legislaciones locales. Según un reporte del The Wall Street Journal, el concejo de la ciudad aprobó una modificación con la que se añade el uso de los e-cigarettes a la ley que prohíbe fumar en espacios públicos.
Los promotores de esta disposición aseguran que el permitir el uso de cigarrillos electrónicos, cuando los normales están prohibidos, genera confusión, especialmente entre los niños, quienes no pueden distinguir la diferencia entre uno y otro, y eso los podría llevar a "pensar que fumar es socialmente aceptable".
Cabe mencionar que, aunque estos dispositivos tienen relativamente poco tiempo en el mercado, han logrado convertirse en una industria que factura más de $1.7 mil MDD al año; cantidad nada despreciable, si bien queda empequeñecida cuando la comparamos con el titán que es la industria tabacalera.
Algunos directivos de compañías dedicadas a la producción de e-cigarettes se han pronunciado en contra del cambio a la legislación. Ellos alegan que poner trabas a esta tecnología resta atractivo e importancia a su uso, lo que finalmente se verá reflejado en un mayor número de fumadores, con las consecuencias médicas y económicas que eso implica, a pesar de que todavía no existen pruebas concluyentes de que los cigarros electrónicos sean más seguros que aspirar humo de tabaco.
“Si hacen que usar un cigarrillo electrónico sea tan inconveniente como uno de tabaco, la gente simplemente seguirá fumando sus Marlboros.”, declaró Craig Weiss, director general de NJoy, compañía dedicada a la producción de estos productos.
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