Hay toda clase de tecnologías vanguardistas en desarrollo y en proceso de sofisticación: desde las novedosas gafas de realidad aumentada de Google hasta objetos más mundanos como el smartwatch Pebble. Sin embargo, al final, cada una trata de romper esquemas. Por supuesto, hay casos menos innovadores y que, en realidad, se antojan un tanto caprichosos, como G Flex de LG, teléfono curvo de forma exótica sin demasiada utilidad.
La compañía decidió probar suerte con el dispositivo en su natal Corea del Sur, pero dado que la aceptación no ha sido tan mala, especialmente entre los habitantes de la capital, se propuso explorar otros mercados, por lo que el siguiente paso será enamorar a China con el concepto curvo. De momento, sólo se enviaron invitaciones a la prensa de Hong Kong para un evento que se celebrará el 2 de diciembre en Taiwán; no obstante, hay reportes de que la estrategia de distribución se extenderá a Europa y otras regiones de Asia durante 2014, con miras de incluir también a Estados Unidos y Latinoamérica antes de que termine el próximo año.
Ahora bien, lo desconcertante es que al parecer LG mantendrá el exorbitante precio de G Flex: $950 USD; así que todo indica que no deja de ser un experimento, simplemente creció el enfoque. Y es que la inversión que exige este teléfono excede por mucho la de los abanderados de cualquier fabricante, incluidas las ostentosas phablets de Samsung y el cotizado iPhone 5S. Sí, la curvatura luce atractiva pero no aporta algo realmente práctico, mientras que la cubierta trasera que suprime los arañazos tampoco amerita tanto gasto. En todo caso, al menos queda la certeza de buen desempeño, pues Flex contiene un Snapdragon 800 y 2 GB en RAM.
Se supone que los dispositivos curvos son antesala a las pantallas flexibles, lamentablemente no ofrecen una diferencia relevante frente a cualquier otro teléfono, fuera de la curiosa forma. A menos que el concepto evolucione, será mejor esperar a propuestas más interesantes.
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