Creo que todos estamos de acuerdo en que el artículo más representativo de Star Wars son los lightsabers —un arma elegante, para una época más civilizada— que, en manos de un Jedi o un Sith, se convierten en el arma más letal del universo. Todos los fanáticos (y no tan fanáticos) alguna vez anhelamos tener uno en las manos, pero no un modelo ornamental, sino una poderosa espada láser de verdad, capaz de cortar acero o a cualquier trekkie que se nos pongan enfrente.
Star Wars nos muestra un universo donde, aparentemente, la tecnología es muy accesible y se encuentra en su esplendor. Prácticamente cualquiera puede tener una nave capaz de viajar decenas de pársecs (3.26 años luz) en cuestión de horas o minutos, las pistolas disparan cargas láser y es fácil tener una mano robótica en caso de que te hayas cortado mientras practicabas tus movimientos con un sable de luz.
Actualmente, los viajes interestelares y los autos voladores aún están lejos de ser realidad y los avances en la medicina evolucionan lentamente, pero vamos, algo tan pequeño como un lightsaber no debería ser tan difícil de fabricar. Además, hoy tenemos experiencia con múltiples tipos de láser y nos encontramos en un momento donde la tecnología nos permite tener diminutos smartphones con poder de procesamiento equiparable al de 1000 computadoras de hace 25 años. Ahora, ¿en verdad existe la posibilidad de crear un sable láser hoy día? Contestar esta pregunta es interesante, pero la respuesta es tan difícil como fabricarlo. La buena noticia es que la ciencia tiene todo lo necesario para fabricar algo igual o, al menos, muy parecido.
Primero tenemos que entender cómo funciona un láser y es aquí donde comienzan los problemas. Un láser es una amplificación de luz por emisión, la cual es principalmente estimulada por radiación para generar un haz de luz coherente en términos espaciales y temporales. La coherencia espacial es la capacidad de un haz de luz para mantener su tamaño y densidad fotónica al viajar por el vacío largas distancias, mientras que la coherencia temporal es la capacidad de emitir luz en un espectro muy estrecho y de esto dependen el color y la continuidad de la onda.
Para que todos entendamos, recordemos que la luz es la radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano. Lamentablemente, no siempre podemos verla, pero entonces la coherencia temporal es la que nos permite ver un láser de colores, aunque sólo en ciertas condiciones. En un día soleado sería imposible disfrutar un show láser.
Otro problema que es vital resolver para construir un lightsaber es la capacidad de bloquear los ataques enemigos, porque si lo intentamos con un láser normal, una pelea entre un Sith y un Jedi sería igual a 2 niños con linternas en lugar de espadas láser. Esto se debe a que los protones son partículas subatómicas con menos masa que un neutrón y si no fuera por los científicos Mikhail Lukin de Harvard y Vladan Vuletic del MIT, no tendría caso seguir escribiendo este artículo.
Los profesores encontraron la manera de hacer que los fotones se peguen a unas moléculas y así lograron que por primera vez en la historia de la física, los fotones interactuaran entre sí. Para esta hazaña, Lukin y Vuletic rociaron fotones con una nube de átomos de rubidio y el resultado fueron estas moléculas capaces de colisionar y emitir destellos de luz al chocar unas contra otras.
Con dicha tecnología ya no tendremos problemas para bloquear los ataques de otro lightsaber y podremos desviar sin problema los disparos provenientes de las pistolas láser.
Ahora tenemos que solucionar la segunda propiedad de los láseres: la coherencia espacial. Recordemos que un haz de luz de este tipo tiende a viajar por el vacío grandes distancias y podríamos delimitar su desplazamiento con un espejo, pero esta solución se vería horrible y no podríamos ensartar a nuestros enemigos con la punta de la espada o derretir una puerta de acero como Qui-Gon Jinn al comienzo de Star Wars Episode 1: The Phantom Menace. Además, el sable de luz se vería mal y lo que queremos es imitar el lightsaber tal como lo vimos en las películas.
Dicho problema puede ser solucionado gracias a que existen láseres gaseosos, los cuales se emplean en múltiples campos de la medicina y algunos tienen capacidad para cortar metal y otros materiales con suma facilidad.
Esta tecnología utiliza un haz de luz coherente, pero generalmente se encuentra asistido por un gas de alta presión. Actualmente, los tipos más comunes de este tipo de láser son el CO2 (dióxido de carbono) y el granate de aluminio de itrio dopado con neodimio, mejor conocido como Nd:YAG. Este último es el que más nos interesa, pues utiliza un material cristalino que nos recuerda a los cristales adeganos o de Ilum, unas piedras que reaccionan a la Fuerza y que están en el interior de los lightsabers de cualquier caballero Jedi o guerrero Sith. Estos minerales pueden encontrarse en pocos satélites del universo de Star Wars, principalmente en el planeta Ilum y en el sistema Adega.
El cristal es el corazón de la espada. El corazón es el cristal del Jedi. El Jedi es el cristal de la Fuerza. La Fuerza es la espada del corazón. Todo está conectado. El cristal, la espada, el Jedi. Todos son uno. —Luminara Unduli
Si combinamos todo lo que hemos aprendido hasta ahora, nos damos cuenta de que, con mucho esfuerzo, es posible construir un lightsaber con la tecnología que actualmente existe. Por supuesto existen algunas limitantes, como el hecho de fabricar un emisor de fotones previamente irrigados con átomos de rubidio, un compartimiento con gas Nd:YAG, una fuente de energía para aplicar radiación al haz de luz coherente y colocar todo dentro del espacio que brinda el mango de la espada.
Por otro lado, la ciencia ha demostrado una gran habilidad para reducir considerablemente el tamaño de los componentes tecnológicos y lo más probable es que esta tendencia continúe hasta el punto donde sea posible construir un lightsaber, pero por el momento, los científicos no están interesados en construir una de las armas más mortíferas y elegantes del universo. Es posible, entonces, que veamos un sable de luz en mucho tiempo.
No dudo que dentro de poco un virtuosos ingeniero lance una campaña en Kickstarter para fabricar su lightsaber, pero mientras tanto, puedes entrar en clases de esgrima, kendo o iaido para que no te cortes un brazo cuando seas uno de los afortunados en tener una espada láser en las manos.
Deja tu comentario