La nueva MacBook es el futuro de la PC

Apple desechó todas las tecnologías obsoletas para crear un concepto realmente vanguardista

Resulta irónico que en el evento de lanzamiento del Apple Watch lo más sorprendente y revolucionario no haya sido el que se suponía sería tema central, sino el anuncio secundario: la revelación de un nuevo concepto de MacBook. Con esta reinvención de su icónica laptop, Apple está declarando que la era de las conexiones alámbricas llega a su fin y que el futuro de la PC —incluyendo los equipos de escritorio— se encuentra en la simplicidad y la máxima portabilidad.

Tras el lanzamiento de la MacBook Air en 2008, a la industria de PC le tomó mucho tiempo adaptarse al formato de ultrabook; hoy ya es un estándar

Hay que dar crédito al equipo mercadológico de Apple, pues me bastó ver los primeros videos promocionales de la MacBook para quedar enamorado y eso a pesar de que soy usuario poco frecuente de Mac OS desde hace varios años. Es más, mis raíces están en la PC y es en Windows —y a veces en Linux— donde me siento realmente cómodo. No obstante, muero por tener la nueva MacBook, aunque no tanto por su apariencia hipnotizante, sino por lo que significa en cuanto a experiencia de usuario. Este equipo se siente tan novedoso como el primer iPad, la diferencia es que no se trata de una nueva categoría, en funcionalidad básica sigue siendo una laptop convencional.

Del mismo modo que cada músculo de un atleta olímpico es ejercitado con demandante precisión para ganar una medalla, cada componente de la nueva MacBook está optimizado para mejorar la utilidad. No hay característica que esté de sobra y es gracias a ello que la estructura es tan liviana, incluso más que la de cualquier ultrabook reciente. Pero como ya es costumbre con Apple, el mérito radica en el perfeccionamiento de las ideas, pues aunque toda la tecnología incluida en la MacBook existía de hace tiempo (como el trackpad ultrasensible o la teclas con mecanismo de mariposa), la ejecución es impecable.

Por ejemplo, para incrementar la duración de la batería, Apple recurrió a un método de distribución por capas y con ello, logró meter celdas de almacenamiento energético en los espacios muertos. Así, a pesar de que la pantalla es muy brillante y tiene resolución QHD, una recarga alcanza para más de 10 horas. Obviamente, al reducir el tamaño tuvieron que hacer sacrificios, como incluir un único puerto USB-C (lo cual está generando ácidas críticas en Internet) o un procesador Core M (que brinda menor desempeño del que debería a causa de que trabaja con sólo 5 watts).

En opinión de mucha gente, la nueva MacBook es una tablet glorificada que, si acaso, agrega teclado y unas cuantas características llamativas. Para mí, es uno de los peldaños que ayudarán a dar relevancia al decadente ecosistema de las computadoras tradicionales. No tiene caso quejarse por la falta de conectividad física, si casi todo lo que hacemos hoy día es a través de la nube; no niego que hay problemas, como la necesidad de utilizar costosos adaptadores (Micro USB, HDMI, Thunderbolt, Lightning) para seguir usando el resto de los dispositivos actuales, pero de la misma forma que la MacBook Air desechó el CD, la simplificación de puertos era un paso necesario para llevar a la industria en la dirección correcta.

Aspectos como la conectividad o el limitado poder darán mucho de qué hablar en los próximos meses y seguramente habrá quienes digan que éste es uno más de los tropiezos de Apple. En realidad es lo opuesto. Apple volvió a hacer que sus laptops sean productos sumamente deseables y al margen del precio, que sean un referente para lo que está sucediendo en la industria de la PC. Es un hecho que el concepto necesita evolucionar y, conociendo a Apple, queda la certeza de que corregirá los errores más pronto de lo que esperamos. Al final, esas mejoras servirán para llevar adelante una propuesta que promete cambiar el cómputo tradicional.

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