Finalmente Apple terminó de presentar de manera oficial el Apple Watch. Aunque lo conocíamos desde hace 6 meses, fue hasta hoy cuando la compañía dio toda la información acerca del reloj, como el precio de las diferentes versiones que estarán disponibles, y su fecha de lanzamiento. Eso significa que se acabaron las especulaciones: llegó el momento de ver si el smartwatch de Apple realmente reinventará la categoría de la tecnología portable.
Años antes de que el Apple Watch se convirtiera en realidad habían personas que profetizaban la llegada de este mesías de los wearables, cuya misión en la Tierra sería mostrar al mundo entero que los relojes, brazaletes y demás gadgets inteligentes eran indispensables en nuestras vidas.
El debate de si los wearables llegaron para quedarse o no, ha ido a la baja desde hace un par de años, sobre todo últimamente que la oferta de este tipo de gadgets ha aumentado. Las cifras tampoco mienten, y aunque el crecimiento de la demanda no ha sido exponencial, queda claro que las ventas de la categoría se incrementarán en todo el mundo durante los próximos 5 años. Aún así, no le caería mal un empujoncito a este segmento, y quién mejor para darlo que Apple.
Pero, ¿es en verdad el Apple Watch el reloj inteligente más revolucionario que hemos visto hasta el momento? La respuesta es no. Antes de que me crucifiquen, déjenme decirles por qué creo que este smartwatch no es El Elegido, por lo menos no en cuanto a tecnología. No creo que sea un mal dispositivo, que no funcione o que esté chafa. Simplemente siento que Apple no trajo algo nuevo a la mesa.
Claro que la fabricación, los componentes, el diseño (aunque no me gustó) y sus características en general, son de la más alta calidad, algo a lo que nos tiene acostumbrados Apple con sus productos. El detalle está en que tanto la compañía como sus principales competidores han presentado dispositivos con funciones y especificaciones similares. Incluso algunos de ellos fueron más ambiciosos en cuanto a tecnología y presentaron relojes independientes que cuentan con su propia tarjeta SIM. Sin embargo, tanto el Apple Watch como las opciones de la competencia necesitan cargarse diario. En lo personal, eso me desanima enormemente a comprarlo. De por sí es molesto cargar mi iPhone más de una vez al día, así que lo que menos quiero es tener otro gadget al que le dure poco la batería. Seguramente ese tema se resolverá en el futuro o alguien desarrollará correas y extensibles con carga extra, pero aún así, prefiero un reloj que dependa lo menos posible de un cargador.
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Bueno, quedó claro por qué pienso que el Apple Watch no es un reloj revolucionario, sin embargo, eso no evitará que se convierta en el smartwatch más exitoso. Apple no sólo fabrica productos de altísima calidad, también es un experto en mercadotecnia y publicidad. Si algo sabe hacer es generar expectativa y provocar que la gente desee sus productos sin importar lo que cuesten. Es una marca aspiracional que impone modas y marca tendencias. En su momento el iPod, el iPhone y el iPad lograron lo mismo para sus categorías. Aunque Apple no inventó el reproductor de MP3, el smartphone o la tablet, fue quien abrió el mercado y provocó que la gente sintiera la necesidad de tener uno de esos dispositivos.
Tal vez el Apple Watch no sea el mejor en cuanto a especificaciones, pero la plataforma de Apple y su maestría para comercializar productos, sin duda catapultará su smartwatch, y junto con él, la categoría completa de los weareables.
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