Admito que cada Lumia tiene sus diferencias estéticas, pero debo ser honesto, a veces me cuesta trabajo identificar a simple vista entre un gama media de Nokia y sus equipos premium. No lo digo en forma despectiva y mucho menos con el afán de restar mérito a dichos teléfonos, al contrario, considero que el alto valor de producción es de sus principales virtudes. Por eso, cuando tuve en mis manos el 925 me sorprendí de notar de inmediato varias distinciones, todas muy positivas.

Y no sólo es cuestión de apariencias, sino de capacidad; después de todo, se trata del equipo que durante meses ostentó la corona de su familia, antes de que se la arrebatara la expectativa del 1020 —e incluso propuestas más recientes—. De primera impresión, luce como una simple variación del 920, pero la realidad es que viene equipado con interesantes novedades que mejoran la experiencia.

Diseño

Empecemos con la esencia física. Lumia 925 no se salió demasiado de los estándares de la serie, aunque aporta un par de alteraciones que lucen bien y contribuyen al equilibrio de la estructura. De inicio, el cuerpo de policarbonato se complementa con una arista de aluminio, la cual, además de cumplir las funciones de amplificador de señal, refuerza el armazón. La apuesta visual es poco ostentosa: no tiene detalles minuciosos ni texturas extravagantes; en su lugar, se expresa con acabados satinados que ayudan a incrementar el agarre de los dedos. Y es que a pesar de que este Lumia es de proporciones considerables, es muy cómodo de usar, incluso cuando sus 185 gramos de peso están por encima del promedio de su categoría.

Mientras que la diversidad de colores caracteriza a casi cada modelo del linaje Lumia, no está presente en el 925 y es lamentable, pues Nokia pudo jugar un poco con las combinaciones al aplicar ciertos tintes sobre el metal. Debemos conformarnos con un aspecto frío que, si bien tiene identidad, está más del lado del diseño industrial y de lo pragmático. Hablando de practicidad, la configuración de botones funciona bien, a menos que seas zurdo, pues el botón de encendido, volumen y disparador de la cámara se encuentran del lado derecho y basta estirar el pulgar un poco para alcanzarlos.

Y ya que estamos con los elementos de la periferia, en la parte superior del teléfono se alojan el puerto para la micro-SIM, el orificio para audífono, la entrada microUSB y un micrófono destinado a cancelar el ruido durante una llamada. En teoría, tiene todo lo que necesitas, con excepción de un importante elemento: microSD; sí, mucha gente comienza a migrar sus hábitos al consumo de contenidos mediante la nube, pero no todos están dispuestos a pagar un jugoso plan de datos, así que los 16 GB del modelo básico serán sofocantes para el amante del entretenimiento multimedia.

En términos generales, 925 es muy atractivo para los gustos sobrios, aunque no es perfecto, pues existe un desconcertante surco entre los bordes de metal y el resto del armazón cuyo fin es permitir que el teléfono sea desarmado en caso de ser necesario, sin embargo, le quita sofisticación. Tal vez es un capricho muy personal y al final, terminé por olvidar que el defecto estaba ahí, pero sé que habrá personas no tan permisivas.

Pantalla e interfaz

El frente de Lumia 925 está dominado por una pantalla que se eleva ligeramente sobre los bordes, carente de algún relieve que la proteja en caso de caídas. Curiosamente, no parece hacer falta, dado que Nokia tuvo a bien incorporar una cubierta adicional, similar a Gorilla Glass, que evita los rayones y repele el polvo.

Debajo de esa resistente capa se encuentra un panel AMOLED de 4.5 pulgadas con resolución 720p que, gracias a tecnología PureMotion HD+ Clear Black, presenta colores intensos y contrastes profundos. El pomposo nombre no sólo eleva la calidad visual, también mejora el rendimiento de la interfaz, ya que al reducir la latencia, todos las animaciones se desplieguen con mayor fluidez. Los mosaicos de Windows Phone fueron diseñados para moverse continuamente y el 925 explota esa cualidad a la perfección.

Algo que se agradece de este nuevo modelo en comparación con su antecesor directo —el 920—, es que aumentó el nivel de personalización para los perfiles de color. Es tan minucioso que puedes ajustar el mínimo detalle, la saturación o los niveles del tinte o simplemente, recurrir a la clásica configuración de brillo y contraste. Al margen de tu selección cromática, la pantalla de 925 cuenta con suficiente intensidad para que el texto sea legible aún bajo la luz del Sol.

Lamentablemente, el sistema operativo es, como en todos los Lumia, un punto relativamente en contra. La virtud de Windows Phone 8 es que trabaja de manera muy eficiente, sin necesidad de tantos recursos, pero sigue sin presentar una oferta robusta de aplicaciones y, pese a no ser culpa de Nokia, es una circunstancia que afecta negativamente la experiencia de uso. Aunque hay reemplazos alternativos para algunas de las apps más populares, la funcionalidad general está severamente limitada.

Para una persona poco habituada a Windows Phone 8 o que está migrando de otro sistema operativo, adaptarse es muy sencillo, el problema es que la personalización puede salirse de control para terminar en una columna interminable de recuadros. Mi consejo es tomarlo con calma, valorar cuáles apps ofrecen más información y recurrir a la versión compacta de los mosaicos en la mayoría de los casos, dejando en grande únicamente redes sociales.

Cámara

Cuando Nokia anunció Lumia 920, aseguró que traía de regreso la impactante capacidad fotográfica del legendario Nokia 808; lamentablemente, la promesa se cumplió a medias y peor aún, siguió inconclusa con 925. Lo irónico es que basta con una versión incompleta de PureView para superar la cámara de casi cualquier otro teléfono, ya que se trata de una técnica de 6 lentes y un sensor de gran tamaño que imita la configuración de las point-and-shoot.

Valiéndose de óptica Carl Zeiss, Lumia 925 se cuenta entre los dispositivos que comienzan a devorar el mercado de las cámaras compactas, resultado de un excelente trabajo al momento de capturar gran diversidad de escenas en distintas condiciones de iluminación. La mejor evidencia se da con el gran realismo de los colores, en especial durante escenas a plena luz del Sol con vegetación de por medio; al fotografiar la entrada de una zona boscosa, noté ricos matices que no suelen representarse en la mayoría de las cámaras de smartphone.

También destaca la impecable eficiencia del enfoque automático. La PureView de 925 cuenta con un sistema de suspensión mecánico que compensa el movimiento del dispositivo o el inevitable temblor de la mano, lo que en consecuencia, produce imágenes libres de objetos borrosos, siempre y cuando no estés sacudiendo como desquiciado el teléfono. Sobre la misma línea, la lente enfoca muy bien los planos de profundidad después de que tocas el punto deseado; una hoja de maple, en la galería complementaria, ejemplifica perfectamente la nitidez.

Ahora bien, como es costumbre en casi todos los dispositivos con cámara, 925 brinda un amplio catálogo de efectos para aderezar las fotos, desde los clásicos acabados tipo Instagram hasta un par de plantillas más exóticas, aunque nada realmente sorpresivo. En todo caso, la ventaja de Lumia es que, gracias a una reciente actualización, cuenta con una app que facilita la labor fotográfica al mostrar los ajustes en tiempo real.

Desempeño

Para que un teléfono ejecute Windows Phone 8 a la perfección, basta con especificaciones relativamente modestas y la familia Lumia ha sido el ejemplo, una y otra vez. 925 funciona de maravilla, a pesar de que su Snapdragon S4 (de doble núcleo a 1.5 GHz) podría considerarse obsoleto. Las aplicaciones funcionan eficientemente, las animaciones fluyen con naturalidad y todo responde sin contratiempos, al igual que una maquinaria recién aceitada.

Esta virtuosa situación es parte esfuerzo de Microsoft y parte excelente integración de Nokia. Que por cierto, la suite de servicios de la compañía finlandesa hace la diferencia, ya que Here es igual de acertado que Google Maps, pero en ocasiones arroja incluso más información.

Algo que llama mucho la atención de éste y tal vez de la mayoría de los Lumia, es la duración de la batería, probablemente debido a una buena administración de recursos. Después de un día de capturar fotografías, grabar video, tomar notas, hacer un par de llamadas, ver videos, escuchar música y navegar en Internet, con Wi-Fi y la conexión de datos encendidos, terminé con 30% de la carga. Como siempre, el rendimiento depende de los hábitos de cada persona, pero 925 demostró estar por encima del promedio de los teléfonos.

Veredicto

Sin preámbulos, debo decir que Lumia 925 es uno de los mejores teléfonos con Windows Phone 8 que existen a la fecha. Tiene una cámara prodigiosa que sólo demerita frente a la del 1020 por el conteo de megapixles, pero crea excelentes fotografías; ostenta una arquitectura atractiva y de gran calidad, su desempeño es muy bueno y la pantalla luce espectacular. El inconveniente está en el sistema operativo, que decepciona por la carencia de apps, pero dejando atrás ese significativo detalle, la experiencia de uso es sumamente satisfactoria.