Canon mejoró considerablemente su línea de cámaras de alta resistencia con la PowerShot D30. Aunque es un modelo familiar pensado para vacacionar, es capaz de tomar fotografías bajo el agua a una profundidad sin precedente y cuenta con certificados de seguridad para sobrevivir hasta en las condiciones de uso más activas, lo que la convierte en la ideal compañera de los más aventureros.

En comparación con otras cámaras diseñadas para el trato rudo, la D30 tiene un cuerpo pequeño y sencillo, resistente a caídas de 2 metros, cuando sus rivales soportan de 1 m a 1.5 m. Canon dice que, hasta el momento, este dispositivo lleva su resistencia al agua más allá que cualquier otro producto en el mercado, pues alcanza 25 metros de profundidad sin necesidad de introducirla en una carcasa protectora. Por otra parte, soporta temperaturas que van de -10°C a 40°C.
La D30 incorpora un sensor CMOS de 1/2.3” a 12 MP, impulsado por un procesador de imagen DIGIC 4 un poco desactualizado, que sólo permite un ISO máximo de 3200. La buena noticia es que incluye estabilizador de imagen electrónico para mejorar la nitidez de las fotografías y que resulta vital para este tipo de sistemas pensados para la acción y el movimiento.

Ahora bien, hay un defecto persistente en las cámaras resistentes al agua: la pantalla suele reflejar demasiado la luz del sol. Para corregir ese problema, Canon instaló en el panel una capa adicional antirreflejante, que si bien no elimina completamente el problema, lo minimiza de manera considerable. Dentro de esa pantalla LCD de 3" se despliega el menú, que permite poco control sobre el dispositivo, pues casi todas las funciones son automáticas, aunque podrás agregar hasta 32 efectos de imagen y tener un registro de los lugares donde capturaste algunos de tus momentos, gracias al GPS integrado.
Canon D30 estará disponible a partir de abril de 2014, a un precio de $329 USD, justo a tiempo para las primeras vacaciones del año.
Deja tu comentario