Excelente desempeño que se refleja tanto en la fluidez de la interfaz como en la ejecución de apps
Aunque se trata de un gama media, la estructura de la carcasa es resistente, atractiva y de gran calidad
La experiencia de Android es casi pura, mientras que las apps propietarias de Motorola son realmente útiles
Su pantalla 720p despliega colores vívidos, buenos contrastes y gran nivel de brillo
Lo Negativo
La cámara sólo produce resultados satisfactorios en condiciones de mucha luz
El acabado satinado de las cubiertas traseras tiende a rayarse con facilidad
La falta de ranura microSD es sofocante para los amantes del contenido multimedia
Carece de conectividad LTE
Cuando Google compró Motorola parecía que las cosas cambiarían desde sus fundamentos, pero transcurrieron los meses y todo siguió igual. Después de mucha expectativa y una campaña mediática que sugería algo revolucionario, llegó Moto X para romper los esquemas de la compañía y, en términos de industria, impuso el máximo ejemplo de personalización. Fue un respiro de aire fresco que si bien no causó el impacto esperado, sentó la base para algo aún más sorpresivo y satisfactorio: Moto G.
Aunque casi todas las marcas apuestan por sorprendernos con flamantes dispositivos repletos de exóticas características, la realidad es que la verdadera batalla se está librando en el terreno de los teléfonos convencionales. Dentro de ese nicho que representa al mayor porcentaje de usuarios, Moto G intenta causar la mejor impresión y más allá: acabar con el estigma de que precio bajo es sinónimo de baja calidad.
Y es que sobran los ejemplos de pésimo desempeño o terrible experiencia de uso ante el pretexto del inevitable recorte de características que parte de reducir costos. Tomando como ejemplo la filosofía Nexus y aprovechando para poner un poco de su cosecha, Motorola eleva sustancialmente el estándar con Moto G, un virtuoso dispositivo que pone en vergüenza al resto de sus homólogos del mismo precio.
Diseño
De las épocas en que el kevlar y los bordes afilados eran la novedad a la actualidad han pasado muchas cosas: el estilo suavizado cobró importancia, las tendencias se diversificaron y la gente cambió de gustos. No es que Motorola tuviera que alterar completamente su genética para encajar, pero hacía falta una apuesta más amigable con el común de la población.
La estructura base se inspira en el Moto X y, a simple vista, es fácil confundir ambos dispositivos. Al parecer, esta decisión fue un frívolo movimiento por parte de Motorola, tanto para emular la estrategia mini de otras compañías como para dar la ilusión de que Moto G funciona igual que su hermano mayor. Aunque se trata de una versión simplificada, mantiene los mismos valores de producción, pues los polímeros con los que está fabricado son muy resistentes, la pantalla cuenta con un recubrimiento anti arañazos y tiene una capa que repele ligeramente la humedad; es apenas una película microscópica, así que más vale no sumergir el teléfono con el mismo ímpetu que un Xperia Z.
Hay quienes proclamarían que Moto G no tiene mucha personalidad, después de todo, su carcasa ostenta pocos detalles y relieves. No obstante, justo como han demostrado otros casos en el pasado, la simplicidad es un punto a favor cuando aporta un toque de clase y sofisticación. La falta de excesos otorga perfecto equilibrio a la estética, mientras que la ligera curvatura trasera se ajusta muy bien a la mano. Hablando de ergonomía, las dimensiones son propicias para el uso convencional, sean simples llamadas o el día a día con las apps, pues su tamaño mediano, de 4.5", se apoya en que no hay bordes angulares, sólo acabados suavizados. Por supuesto, ayuda que los 143 gramos de peso dan cierta sensación de solidez.
Algo que vale destacar del teléfono es que también imitó el énfasis de personalización del Moto X, aunque obviamente desde una perspectiva sumamente conservadora. Las tapas son intercambiables, a elegir de un amplio catálogo de colores y tipos, que van de acabados satinados a un flip cover con goma texturizada. Todos caen en la categoría de accesorio, por lo que hace falta adquirirlos de manera independiente. Lamentablemente, la experiencia con cada tipo de tapa es inconsistente y para ejemplo está que las ediciones roja y blanca se ensucian muy fácilmente, además de que lucen desgastadas a los pocos días de uso. En una opinión personal, con base en el tiempo que usé el equipo, la mejor alternativa es recurrir a la cubierta imantada, que además de resistente ayuda a proteger la pantalla.
En cuanto a control y detalles físicos hay poco que enumerar, una vez más debido a la simpleza. En el costado derecho se encuentran el botón de encendido y el de volumen, 2 protuberancias rectas color plateado de fácil acceso y que responden bien a la presión del dedo; no hace falta empujarlos hasta el fondo, pero tampoco se van al extremo de lo hipersensible. Abajo se encuentra la ranura micro USB junto al micrófono principal, mientras que en la parte superior se ubica la entrada de audífono, acompañada de otro micrófono para cancelación de ruido. Además de la cámara principal en la parte de atrás, resalta el logo de Motorola como una discreta cavidad cóncava que sirve de apoyo cuando se sujeta el teléfono con una mano.
Cámara
La capacidad fotográfica suele ser un tema delicado en los equipos de bajo precio, pues a pesar de que a veces sorprenden con resultados relativamente satisfactorios, ninguno ofrece algo que valga la pena presumir. El Moto G no escapa a la regla, dado que su sensor de 5 megapixeles está emparejado con una óptica que peca de convencional. Esta mancuerna produce imágenes nítidas únicamente a plena luz del día o cuando la iluminación artificial en espacios cerrados es muy intensa; de otro modo, quedan objetos borrosos o completamente oscuros.
La función de rango dinámico viene activada por defecto, lo que compensa la disparidad lumínica y en consecuencia, equilibra muy bien los valores de contraste. El precio que se pagará por ese ajuste es que el disparador puede tomar demasiado tiempo antes de capturar la mejor escena y sobre la misma línea, el enfoque también tarda un poco en calcular la distancia, en particular si elijes un plano muy lejano.
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Desde una perspectiva más favorable, el Moto G hereda la app de cámara del Moto X, con todo y las opciones de personalización. Puedes cambiar la condición del HDR, activar el flash, seleccionar el tipo de enfoque, usar cámara lenta o aplicar el modo panorámico. La flexibilidad que propone Motorola no se compara con, por ejemplo, los filtros y las opciones de un Lumia 925, sin embargo, el menú radial es práctico y de reacción inmediata.
La captura de video responde del mismo modo que la cámara fotográfica, es decir, depende completamente de la cantidad de luz. Además, gracias a su estabilización óptica notarás pocos sobresaltos, así como fluidez constante en la reproducción.
Pantalla
El Moto G tiene muchas virtudes, pero, sin duda, la que se lleva las palmas muy por encima de todo lo demás, es la pantalla. Es simplemente espectacular. Para un amante del contenido multimedia es el portal perfecto para disfrutar de video —series, películas o conciertos, entre otros— pues plasma colores vibrantes, pero sin que la paleta luzca saturada; los contrastes son intensos, aunque los niveles siempre se mantienen ecualizados.
Sus dimensiones pueden ser muy reducidas para ciertas personas, pues el panel de 4.5 pulgadas palidece contra el promedio de los abanderados de otras compañías, ni se diga frente a las phablets. Para mí fue un deleite, dado que todo luce sumamente nítido y el texto durante la navegación o al revisar correos es muy legible; esto último va de la mano del alto nivel de brillo, que reduce el cansancio de los ojos durante largos períodos de uso. La definición no es Retina Display, pero casi alcanza dicho estándar de calidad, nada mal para un teléfono que cuesta la cuarta parte de un iPhone.
Interfaz y apps
Del mismo modo que el Moto X, este nuevo exponente de Motorola está potenciado por una versión casi magra de Android Jelly Bean, si acaso complementada por software propietario que, contrario a la tendencia del resto de la industria, es poco invasivo. Resulta grato que la jurisdicción de Google en los asuntos de su filial comience a mostrarse, ya que la decisión de apostar por la edición pura del sistema operativo eliminó innecesarios lastres y con ello, pauta una fluidez de interfaz realmente envidiable, incluso para los equipos de más alto precio.
Antes de proseguir con el tema de la eficiencia, es importante dar justo lugar a las apps que se incluyen dentro del Moto G. En primer lugar está Moto Assist que, como su nombre lo indica, se trata de un asistente que ajusta la configuración de acuerdo con las necesidades básicas de cada momento, dependiendo del lugar o la situación. Puedes apagar todas las notificaciones sonoras y bloquear las llamadas durante un periodo específico, por ejemplo, durante las horas de vigilia o mientras dura una junta. Aunque el servicio es relativamente flexible, se queda corto en comparación con otras propuestas que abundan en Google Play, pero se agradece que venga integrado a las funciones del teléfono.
Por otra parte, está la opción de migrar todo el contenido de otro teléfono al Moto G en unos cuantos pasos. Desde fotos hasta listas de contactos, pasando por mensajes de texto y el historial de llamadas, todo se traslada íntegro, con la evidente ayuda de las herramientas de Google+. Lamentablemente, tanto parecido con el Moto X acentúa las carencias, como la ausencia de Google Now o que no tenga notificaciones activas ni el jocoso muñequeo para iniciar la app de cámara.
Desempeño
Hasta este punto, a pesar de la virtuosa pantalla, es difícil negar que el Moto G está fuera del rango de los teléfonos premium. No obstante, su desempeño desmerece poco en oposición a dispositivos de precio mayor, además de una versión mejorada de Snapdragon 400. Mientras otros equipos con este chip de Qualcomm (como Galaxy S4 mini) presentan 2 núcleos, Motorola consiguió hacerse de 4 cabezas centrales de procesamiento, cada una con velocidad de 1.2GHz. El RAM, sin sorpresas, es de 1 GB.
La diferencia de octanaje se nota en cada pizca de la experiencia: al abrir aplicaciones, durante la transición del menú multitarea o, en un caso ejemplar, al pasar casi al instante de la reproducción de video a un juego —que en este caso fue la edición móvil de Minecraft—. Es justo decir que hay repentinos tropiezos en la fluidez, pero se debe más a falta de memoria que a capacidad de ejecución. Lo recomendable es no tener activas tantas aplicaciones que devoran recursos y reiniciar de vez en cuando el navegador, si es que tienes muchas tabs abiertas. Por cierto, con un GPU Adreno 305, el Moto G no está diseñado para aprovechar al máximo los videojuegos de Google Play, debido a que su limitada capacidad tiene problemas con gráficas muy demandantes, digamos algo como Rayman Fiesta Run o Dungeon Hunter.
Un valor agregado del CPU es que lo crearon para ofrecer excelente eficiencia energética. Mientras que en el promedio de los smartphones Android la batería dura entre 6 y 8 horas de uso excesivo, la del Moto G rinde aproximadamente 10, con Wi-Fi y conexión de datos encendidos. Incluso cuando el teléfono está en modo de espera, con los servicios en red activos, el desgaste de la pila es mínimo.
Tal vez lo anterior también tiene sustento en que la conectividad es limitada y en lugar de LTE usa un modem HSPA+ de 21 mbps, suficiente para navegar pero un insuficiente si quieres disfrutar video en línea. Hablando de contenido multimedia, el aspecto más lamentable del Moto G es que no se puede extender su almacenamiento, así que los entusiastas del entretenimiento tendremos que conformarnos con la modalidad de 8 GB y 16 GB.
Veredicto
Desde cualquier perspectiva, el Moto G está entre los teléfonos más sorprendentes del año, ya sea porque es sumamente barato o porque es el mejor de los equipos de bajo precio. Motorola nos dejó con un buen sabor de boca y una experiencia fascinante, pues a cambio de $179 USD ($2799 MXN) ofrece una pantalla espectacular, un armazón atractivo y resistente, cámara de mediano rendimiento y lo mejor, desempeño muy por encima del promedio. Dentro de la gama media de equipos Android de finales de 2013 y probablemente inicios de 2014, no hay alternativa mejor. El Moto G marcó un estándar difícil de seguir que demuestra, igual que la familia Nexus, que lo barato puede tener gran gran calidad.
Excelente experiencia de uso a cambio de un precio muy accesible
Cuando se piensa en un teléfono de bajo precio, lo primero que viene a la mente es desempeño pobre y características limitadas. Sobran ejemplos penosos que prometen excelente relación valor-precio para terminar ofreciendo una experiencia mediocre. Motorola decidió romper completamente esos estereotipos con Moto G, un smartphone en el que se fusionan alto nivel tecnológico, funciones novedosas y diseño muy atractivo, a cambio de una inversión modesta.
Más allá de simples presunciones, Motorola hizo 2 apuestas como evidencia tangible, una en el frente tecnológico y otra orientada hacia el lado humano. Así, al interior de Moto G se aloja un procesador Snapdragon 400 de 4 núcleos que funciona a 1.2 GHz, complementado con 1 GB en RAM, combinación suficiente para cumplir plenamente cada tarea cotidiana y ejecutar aplicaciones demandantes sin sacrificar estabilidad del sistema. Hablando de la plataforma, este teléfono está potenciado por una versión casi pura de Android 4.3, aderezada con algunas herramientas propietarias de Motorola, lo interesante es que queda la promesa de actualización a KitKat —y subsecuentes versiones— apenas unas semanas después de su lanzamiento.
Entre esas herramientas se cuentan varias de las que dan identidad a Moto X, como la app de la cámara, provista de un menú muy intuitivo y numerosas opciones para personalizar las tomas fotográficas. Al respecto, la lente de Moto G es de 5 MP y únicamente requiere que toques la pantalla para enfocar o comenzar a disparar, valiéndose de estabilización óptica y un sensor con HDR para conservar la nitidez en cada captura.
Sobre la misma línea, este teléfono cuenta con un servicio denominado Motorola Assist, que toma prestada la esencia de Google Now y tal como su nombre lo indica, asiste en tareas mundanas, pero se impone como una solución más amigable, si bien también más limitada. En teoría Moto G funciona muy similar a Moto X, al grado que por fuera luce sospechosamente idéntico, la diferencia es que prescinde de funciones específicas como el acceso a la cámara mediante el muñequeo, además de la obvia superioridad tecnológica.
Y es que a simple vista es difícil distinguir entre los más recientes exponentes de Motorola, ya que Moto G está fabricado con policarbonato de alta resistencia y su pantalla de 4.5" produce colores intensos y contrastes profundos. Motorola asegura que su nuevo teléfono fue creado bajo los mismos estándares de calidad que Moto X, aunque claro, no cuenta con el mismo nivel de personalización. A decir verdad, únicamente hay 6 colores a elegir: amarillo, verde, azul, rojo, blanco y negro; en total hay 19 combinaciones, si consideramos que algunas de las cubiertas traseras —e intercambiables— vienen con una tapa frontal que sirve como smart cover.
Podría decirse que Moto G no tiene algo especial si lo comparamos con otras propuestas del mismo rango, no obstante la virtud que lo hace único es que cuesta $179 USD en su versión de 8 GB, mientras el modelo de 16 GB está en $199 USD. Dicho de otro modo, está $150 USD por debajo del promedio y, aún más sorprendente, esa cualidad se traduce casi intacta en México, pues su precio de lanzamiento es de $2799 MXN.
Especificaciones
Descripción del Fabricante
Cuando se trata de teléfonos de precio accesible, el desempeño suele decepcionar. Moto G soluciona ese problema al ofrecer gran potencia tecnológica sin elevar el costo.
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