¿Recuerdas que cuando eras niño el mundo y tú podían convertirse en lo que quisieras?
¿Cuántas veces jugaste a ser doctor, maestra, bombero, superhéroe, vaquera, una ballena voladora, un lobo invisible con ojos de diamante o cualquier cosa que se te ocurriera?
Todos los niños juegan a ser alguien más en sus primeras etapas de vida y más que sólo ser un juego divertido, jugar a ser alguien más o cualquier otro tipo de juego imaginativo es fundamental para el sano desarrollo en la niñez. Existe una relación entre jugar a ser alguien o algo más y el desarrollo de la creatividad, entender a otros y las aptitudes sociales, además de reflejar lo que los niños tienen en la mente.
Aprendiendo a pensar desde diferentes perspectivas
Los juegos imaginativos estimulan el desarrollo social pues los niños deben comportarse simultáneamente como ellos y como alguien más. Esto les da la oportunidad de explorar el mundo desde distintas perspectivas y es una acción que requiere pensar en 2 maneras diferentes de ser al mismo tiempo, algo que a los niños se les podría dificultar en otras circunstancias. Puedes imaginar cómo esto puede ser parte del desarrollo de las habilidades sociales de un niño.
Por ejemplo, si un niño juega a ser mamá, él o ella deben imaginar lo que se sentiría si el bebé llora o se porta mal. Si un niño juega a ser el perro de la familia, el o ella debe de descifrar cómo comunicarse con su “dueño” sin hablar.
Un niño que crea amigos imaginarios tiene la oportunidad de explorar los matices de la amistad, sin tener que lidiar con el comportamiento impredecible de otra persona o arriesgarse a que la amistad llegue a su fin.
Un niños que personifica a un súper héroes puede llevar a cabo y alcanzar metas como ayudar a otros y realizar rescates atrevidos. Este tipo de poder no se encuentra fácilmente en las primeras etapas de la infancia. Poder ser un héroe y cuidar de otros debe ser un buen cambio a que siempre te cuiden y te digan que hacer.
Aprendiendo el delicado arte de la negociación
Cuando los niños juegan a fingir con otros niños, deben de considerar constantemente su propio comportamiento y que señales mandar para que sean mensajes claros sobre lo que están haciendo. Y también deben prestar atención a las señales que los otros participantes les mandan y aprender a descifrarlas.
Este tipo de comunicación también pasa en las interacciones del mundo real. Pero dentro del mundo de la fantasía, coordinarlas exitosamente requiere de poner más atención a todos estos detalles. Los niños deben involucrarse en altos niveles de comunicación, negociación, compromiso, cooperación y coordinación para mantener el juego en constante movimiento.
De hecho, los niños pasan casi tanto tiempo negociando los términos y el contexto del juego, que representando el juego en sí. Esto puede ser útil conforme crecen y aprenden las reglas de juegos más elaborados con más participantes, la división de labores y responsabilidades en proyectos estudiantiles y los beneficios asociados con la primer oferta de empleo que reciban.
Estos beneficios son correlacionales o causativos?
Los estudios indican que la conexión del juego imaginativo con todos los resultados positivos es correlacional. En otra palabras, un niño socialmente astuto y competente puede interesarse mucho en juegos imaginativos, en vez de que el juego imaginativo haga que los niños sean más competentes y astutos socialmente. Otras variables como la crianza pueden ser responsables por las conexiones entre el juego de fantasía y llevarse bien con otros.
Participar en juegos imaginativos también trae consigo beneficios cognitivos como el incremento del uso del lenguaje y términos como subjuntivos, tiempos futuros y adjetivos. El importante concepto de la “teoría de la mente”, sobre tomar conciencia de que nuestros pensamientos pueden diferir de los pensamientos de otros.
La psicóloga Sandra Russ ha identificado una cantidad de procesos cognitivos y afectivos asociados al juego imaginativo. Su investigación involucra la fantasía, fingir, simbolismo, organización, la integración cognitiva de aparente contenido separado y pensamiento divergente (la habilidad de imaginar diferentes ideas, temas de historia y símbolos). El juego imaginativo permite la expresión de sentimientos tanto positivos como negativos y la habilidad de integrar cognición con emoción.
Las investigaciones hechas por Berkman & Ogan, (2006) y Hirsh-Pasek, Golinkoff & Singer (2009) sugieren que el juego imaginativo es precursor de la importante capacidad de autorregularse, incluyendo la agresión, la demora de recompensa, civilidad y empatía. Cuando los niños usan juguetes para presentar posibles escenarios o amigos, la representación de múltiples perspectivas ocurre naturalmente. Tomando distintos roles le permite a los niños la oportunidad de aprender aptitudes sociales como la comunicación, resolver problemas y generar empatía.
Deja tu comentario