Los cigarros electrónicos llegaron con la fama de provocar la misma sensación que el cigarro normal, pero sin causar daños. Su funcionamiento presume de evitar el paso de sustancias tóxicas producidas por la combustión del tabaco. En su lugar, el usuario sólo inhala vapor que no daña como el humo, o eso se suponía hasta que un grupo de investigadores encontró que el uso de cigarros electrónicos disminuye la capacidad de respuesta del sistema inmunológico.
El daño a la salud causado por vaporizadores fue descubierto por un equipo de investigadores dirigido por Ilona Jaspers de la Universidad de Carolina del Norte. Después de conducir un experimento, los científicos encontraron que los líquidos para vaporizadores y cigarros electrónicos reducen la respuesta inmune del cuerpo del fumador.
En el estudio, se comparó la información genética del recubrimiento de la nariz de los participantes —había 12 voluntarios de cada grupo: fumadores, no fumadores y vapeadores—. En los fumadores, se encontró que el cigarro suprime la actividad de 53 genes involucrados con el sistema inmunológico; en los vapeadores se encontró que esos 53 genes tampoco realizan su trabajo junto con 305 genes más. En total, los vapeadores tienen 358 genes inmunológicos apagados, por lo que los microbios pueden pasar por su cuerpo sin ser detenidos.
El equipo de Jaspers hizo una investigación de seguimiento para confirmar la supresión genética que vuelve a los usuarios vulnerables de infecciones y enfermedades. Ahora, los científicos mezclaron líquido para vaporizadores con células inmunológicas sanas de dos tipos: neutrófilos y macrófagos —ambas absorben y digieren bacterias—. Después de estar en contacto con los líquidos, las células no cumplían correctamente con sus funciones y si las células responsables de la defensa no responden, los usuarios son más débiles frente a las infecciones.
Finalmente, los investigadores buscaron cuáles son los aromas más dañinos en los líquidos para vaporizadores. Concluyeron que los líquidos de canela (cinamaldehído) y mantequilla son los que tienen mayor potencia para suprimir genes inmunológicos.
Esta investigación es de las primeras en sacar a la luz el daño real de los vaporizadores y según el farmacólogo clínico Neal Benowitz, apenas es el principio. Malas noticias para los fumadores que confiaban en la bondad de los vaporizadores.
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