Donald Trump, el magnate y ahora candidato a la presidencia de Estados Unidos, dijo hace algunos meses que para detener la "cada vez mayor cantidad de inmigrantes mexicanos" en territorio estadounidense era necesario construir un muro a lo largo de la frontera con México. Todos nos reímos por lo ridículo de la idea, pero ahora tenemos otra oportunidad de burlarnos, aunque con un poco de humor negro y cierta ironía.
Un reporte de Pew Research Center —que se dedica a hacer análisis estadístico de todo tipo— muestra que la inmigración de mexicanos hacia Estados Unidos no sólo comienza a desacelerarse, sino que muchos están regresando a México, como consecuencia de la recesión económica que está enfrentando la Unión Americana desde 2008. La parte irónica está en que el dólar sigue subiendo de precio ante el peso mexicano.
¿Será que estos mexicanos que regresan ya se hartaron de un contexto social tan tóxico para los inmigrantes ilegales? Después de todo, casi todos los candidatos republicanos a la presidencia de Estados Unidos están haciendo una cruzada en contra de la inmigración —y de paso, también contra la religión musulmana—. Pero si estos resultados estadísticos son acertados, todos los que proclaman pestes contra "el creciente problema de los inmigrantes" tendrán que retractarse en algún momento.
Y es que los números son sorprendentes. El análisis, obtenido con registros de ambos gobiernos, dice que 1 millón de mexicanos y sus familias se fueron de Estados Unidos entre 2009 y 2014, mientras que ingresaron 870,000 individuos en ese mismo periodo. Todavía hay muchos inmigrantes que entran a Estados Unidos —y seguirán habiendo—, pero las medidas del gobierno estadounidense para detectarlos y deportarlos, así como las complicaciones para encontrar una oportunidad laboral, están apagando los ánimos. Por eso en 2014 se contabilizaron 11.7 millones de inmigrantes —cuando en 2007 se llegó al máximo de 12.8 millones— y la tendencia es que esa cantidad continuará reduciéndose.
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