Halloween no siempre ha sido una celebración comercial y feliz. Antes de los disfraces, el dulce o truco y todas esas tradiciones que celebramos el 31 de octubre, hubo una historia que tiene sus orígenes en una celebración oscura en la que existieron diferentes rituales y hasta sacrificios.
El verdadero origen del Halloween
Los orígenes de Halloween son paganos, es decir que implican rituales y prácticas de veneración rechazadas por la iglesia católica, ya que adoran a dioses diferentes al “dios único” de la Biblia.
Lo que hoy conocemos como Halloween tiene dos orígenes, uno romano y otro celta.
Los romanos celebraban 3 festividades en el mes de febrero (del 13 al 22), Parentalia, Feralia y Caristia (o Cara Cognatio), todas ellas dedicadas a la memoria de los muertos. En estos días los romanos visitaban las tumbas de sus ancestros y hacían ofrendas de leche y vino con el propósito de mantener vivo el recuerdo de sus antepasados.
Los romanos interpretaban la abundancia de serpientes en los cementerios (seguramente producto de la comida de las ofrendas a los difuntos) como la presencia del alma de los muertos pues, según la Metamorfosis de Ovidio, pensaban que la médula espinal humana se convertía en serpiente.
Los druidas y Samhain, la fiesta pagana
A pesar de la similitud de las fiestas romanas con el Día de muertos, el origen del Halloween se atribuye a la famosa festividad llamada Samhain de los antiguos pueblos de Irlanda, Gales, Escocia y el norte de Francia.
Samhain (que significa “fin del verano” y se pronuncia Sah uin) es una festividad en la que se celebra el fin de la cosecha y el inicio de la época más obscura y fría del año. Durante este periodo los campesinos bajaban al ganado de los pastizales para sacrificarlo y tener comida para sobrevivir el invierno, de ahí una de las razones de la veneración a la muerte como dadora de vida.
Samhain se celebra del ocaso del 31 de octubre al ocaso del 1 de noviembre, época en la que se cree que los límites entre este mundo y el inframundo son más fáciles de cruzar por los Aes Side, una especie de hada o duende celta que vive en un mundo que coexiste con el nuestro. Pero los Aes Side no vienen solos, pues los acompañan los Daoine Sídhe, espíritus de los ancestros y de la naturaleza.
Los antiguos sacerdotes celtas, llamados druidas, creían que durante esta época nos visitaban los espíritus de los muertos, los Aes Side, los espíritus malignos y otros demonios. La gente les servía comidas a la mesa como muestra de hospitalidad.
Ponerse máscaras y disfraz era parte de este festival y una de las tradiciones involucraba ir de puerta en puerta recitando versos a cambio de comida. Se cree que los disfraces se usaban para imitar el aspecto de los Aes Side y así poder pasar desapercibido por ellos.
Pero la costumbre de “dulce o travesura” podría tener otro origen, pues se dice que nació en el Día de todos los santos en Inglaterra en el cual los pobres iban de casa en casa mendigando comida para recibir unos pasteles llamados “pasteles del alma”, que las familias les entregaban con la promesa de que incluyeran a sus parientes muertos en sus plegarias.
En algunas leyendas se cuenta que en Samhain, las personas ofrecían 2 tercios de sus hijos, de su leche y de su cosecha para calmar la ira de los Fomorians, una raza supernatural que, según el folclore celta, venía del mar y del inframundo y que representaba los poderes destructivos de la naturaleza.
En esta época, los celtas prendían una enorme fogata comunal que simbolizaba la expulsión de la oscuridad y el mal por la luz y el bien. En ella, la gente prendía antorchas que llevaba su casa para iluminarla todo el año. Pero no todo era tan inocente como suena, pues en algunos textos se dice que en estas fogatas era en donde los druidas quemaban a sus víctimas en fuego santo, consagrado por un sacerdote.
Durante la segunda mitad de 1800, muchos irlandeses migraron a EUA para huir de la hambruna de la papa de 1846. Esta nueva influencia cultural trajo consigo una mezcla de tradiciones irlandesas e inglesas y así nació una nueva cultura basada en unir a la comunidad y pasarla bien. Los estadounidenses comenzaron a realizar fiestas para niños enfocadas en disfraces, dulces y comida. Ya en los 30s y 40s, los orígenes de Halloween se habían perdido completamente y se creó una tradición enfocada en la diversión y otros sentimientos que son más positivos que el luto por la pérdida de los seres queridos.
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