Ante tanta inseguridad en Internet, parecería obvio que toda la gente esté buscando mejorar sus contraseñas... pero la realidad es que a casi nadie le preocupa, o simplemente no se da el tiempo de crear una combinación realmente impredecible. Lo irónico es que proteger tu vida en línea es tan sencillo, que una niña de 11 años lo está haciendo y de paso, está ganando mucho dinero con ello.
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Su nombre es Mira Modi y es hija de la famosa periodista estadounidense Julia Angwin. La idea de esta chica fue facilitar la vida de la gente, al crear un sistema "orgánico" para la creación de contraseñas. Y al decir orgánico, se refiere al sentido literal de la palabra, pues en lugar de usar un sistema de computadora, hace todo de manera mental, ayudándose únicamente de papel y lápiz.
Obvio, no se trata de un método de niños. De hecho Mira escogió algo que ya existe y que se llama Diceware, el cual se basa en lo aleatorio de un dado —de los que se usan para los juegos de mesa— y que con ello, ni el programa de hackeo más sofisticado sea capaz de dar con la contraseña.
Para poner las cosas en perspectiva, aún si un hacker usa un software capaz de adivinar billones de passwords cada segundo, tomaría millones de años encontrar cuál es el correcto. Esa incertidumbre numérica viene de que el dado es un objeto físico, difícil de predecir en el mundo computacional —incluso si el hacker tiene la lista de palabras—.

Al usar lo aleatorio de un dado, queda garantía absoluta de que ningún software maligno podrá averiguar la contraseña, pero el proceso para sacarle provecho es sumamente tedioso y tardado, de ahí que casi nadie lo use. Mira vio una oportunidad y de ahí que sea un trabajo casi artesanal —palabra que casi suena aberrante al hablar de tecnología—.
El negocio de esta niña apenas comienza, pues está sola y cobra únicamente $2 dólares por contraseña (puedes comprar la tuya aquí). Además, las claves se envían por correo tradicional —para evitar que alguien pueda robarlas por medios electrónicos—. Una vez que manda el password, recomienda al comprador que cambien algunos símbolos, para que no exista la sospecha de que ella "se robará el acceso", aunque dice que ni teniendo la intención podría hacerlo, por lo complejo del método.
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