A simple vista puede parecer muy presuntuoso: un catador de agua. ¿Por qué diablos alguien va a decir la diferencia entre sabores de un líquido tan genérico cuando... pues eso, es tan ridículamente genérico? Por la simple razón de que sí hay cosas que distinguen a una marca de otra.
Martin Riese se califica como el sommelier de agua más experimentado de California —en Estados Unidos— y dice que puede notar las diferencias mínimas entre tipos de agua que a simple vista son idénticas. "Sí, todo es H2O, pero hay un perfil de sabor para cada una, y está definido por la región donde se hizo la 'manufactura', el proceso de la mezcla y las sustancias".
Justo como acabas de leerlo: sustancias. Resulta que la diferencia entre marcas está en la cantidad de minerales o de oxígeno. No es que las compañías corrompan del todo la pureza del agua, es sólo que en ocasiones agregan algunos elementos "nutricionales" o simplemente complementan el sabor.
Por ejemplo, cuando agitas una botella y el agua que está en el interior se pone un poco blanquecina, significa que contiene altos niveles de oxígeno. O si te sabe muy metalosa, tal vez sea porque lleva muchos minerales (magnesio, sodio, calcio). De ahí que el agua purificada, la mineral y la de manantial den una sensación de sabor tan distinta —más allá de lo burbujeante en tu paladar—.
Ahora, el hecho de que una te parezca más sabrosa que otra ya depende de gustos. Al menos ya tienes la certeza de que no es tu imaginación.
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