Las fuerzas especiales de Estados Unidos están utilizando drones para misiones de inteligencia, reconocimiento y vigilancia. Por supuesto, no son cualquier tipo de drone, su principal característica es que son diminutos –caben en la palma de la mano–, pero a pesar de su reducido tamaño, operan en un rango de 1 kilómetro y tienen una cámara térmica. En pocas palabras, son ideales para operaciones en las que se requiere de mucho sigilo y discreción.
Aunque el PD-100 Black Hornet –desarrollado por Proxy Dynamics– ya forma parte del arsenal del ejército británico desde 2013, Estados Unidos lo está probando apenas desde el pasado marzo, la diferencia es que los estadounidenses planean implementarlo en toda clase de misiones de reconocimiento. Ahora bien, el drone no almacena ningún dato, para garantizar que no se comprometa su información en caso de ser capturado, además de que todo lo que analiza se almacena en un cinturón y se transmite a un pantalla que porta el operador. Lo interesante es que se utiliza una especie de joystick para guiarlo, así que su control es realmente sencillo.
Cada unidad del Black Hornet tiene un precio de $40,000 USD, por lo que hacerte de un ejemplar no será nada fácil. Pero aún si el futuro bélico tiene un toque de "romanticismo", tal como lo muestran los videojuegos o las películas de ciencia ficción, queda claro que los países con pocos recursos quedarán en una desventaja tecnológica aún más grande de la que hay en la actualidad –aunque siendo realistas, siempre ha sido así–. Como sea, si sientes un zumbido en tu espalda, pon atención, quizá te están espiando.
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