¿Es posible que un día seamos esclavos de los robots?

Hay muchos riesgos involucrados en la creación de máquinas sapientes

Desde sus inicios, la humanidad se caracterizó por ser constructora de herramientas. Al principio, la mayoría de los utensilios podrían describirse como extensiones de su poder muscular, las cuales permitían llevar a cabo todo tipo de trabajo físico de manera más rápida y eficiente. Así fue durante varias eras, casi sin cambios, hasta que a mediados de la década de los 40 —en el siglo XX— sucedió algo diferente: el ser humano comenzó a crear extensiones para su mente. Desde la invención de la computadora eléctrica, el hombre aprendió a depender del poder de procesamiento de estos aparatos para realizar cálculos y operaciones de manera exacta, rápida y confiable. Poco a poco hemos mejorado la eficiencia de estas máquinas y su avance ha sido tan rápido y constante que tenemos muy presente la posibilidad de que algún día lleguen a superar nuestra inteligencia.

La Ley de Moore es una constante
La Ley de Moore es una constante

Para entender la velocidad del avance del poder de procesamiento de las computadoras, necesitamos entender la Ley de Moore, que plantea que el número de chips en un circuito integrado se duplica aproximadamente cada 18 meses. Esta tendencia lleva más 40 años vigente y se espera que perdure los siguientes 20 a 40 años.

Las implicaciones de este avance son increíbles, pues el incremento en el poder de los chips es exponencial, lo que significa que en teoría, en 7 años los procesadores serán 16 veces más rápidos que los actuales y 4000 veces más veloces en 20 años. Algunos cálculos estiman que las máquinas serán 1 millón de veces más rápidas que las actuales en el mismo periodo de 2 décadas.

El creciente poder de procesamiento de las computadoras hace posible la llamada inteligencia artificial (AI), que se define como la habilidad de una máquina de imitar el comportamiento humano inteligente. El crecimiento exponencial en la velocidad y capacidad de las computadoras hace creer a mucha gente que en un punto no muy lejano, estas superarán la inteligencia humana. Este punto en la historia se conoce como singularidad tecnológica.

En un punto la inteligencia artificial podría superar el intelecto del total de la humanidad
En un punto la inteligencia artificial podría superar el intelecto del total de la humanidad

Singularidad

De acuerdo con la hipótesis de la singularidad, este evento tiene el potencial de cambiar radicalmente la civilización como la conocemos e incluso terminar con ella, pues se desconoce cuál será el comportamiento de las máquinas cuando superen nuestro intelecto.

La singularidad ha sido uno de los temas favoritos de Hollywood con películas como Terminator, 2001: A Space Odyssey, I, Robot, Matrix y un sinfín de filmes que abordan el tema, pues es un concepto que cautiva nuestra imaginación y nos hace pensar cómo sería una guerra contra seres inteligentes, sin sentimientos ni sensaciones y muy superiores a nosotros que en un punto toman conciencia de sí mismos y despiertan de la esclavitud. Pero ¿es realmente un escenario probable?

It's Judgement Day... Or is it?
It's Judgement Day... Or is it?

La singularidad y sus resultados son un tema de debate muy complejo y con muchas ramificaciones que entran en el territorio de la física, la cibernética, la medicina, la psicología y hasta la espiritualidad.

Inteligencia artificial o conciencia artificial

Gran parte de la discusión se centra en si es que en realidad podremos crear inteligencia superior a la humana, y la respuesta es sí, pues en efecto ya hemos creado máquinas que nos superan en ciertas disciplinas como Deep Blue, la computadora que famosamente le ganó al campeón ajedrecista Garry Kasparov en la década de los años 90. El problema es que la inteligencia de estas máquinas sólo puede superarnos en ciertas tareas específicas y hasta el momento no hemos conseguido crear una computadora que resuelva situaciones que para nosotros son casi instintivas, como caminar con sólo 2 puntos de apoyo en terrenos muy irregulares o simplemente mantener una conversación fluida. Por supuesto las máquinas lograrán hacer esto en un futuro, pero ¿podrán realmente ser multidisciplinarias y moverse, comportarse y comprender como un ser humano en un futuro relativamente cercano? Tal vez, pero para que las máquinas tengan un sentido del ser y sean responsables de tomar decisiones por cuenta propia no necesitan Inteligencia, sino conciencia artificial y el origen de la conciencia humana sigue siendo un misterio para la ciencia moderna.

La conciencia es más que computación

Muchos expertos piensan que el principal problema que enfrentan quienes intentan crear una inteligencia superior a la nuestra, es que sus experimentos tratan de imitar al cerebro humano de la misma forma que los pioneros en la aeronáutica imitaban el movimiento de las alas de los pájaros para levantar el vuelo. Aún no hay una hipótesis certera que explique los detalles fundamentales del origen del pensamiento humano y de la conciencia, e intentar replicarlas por mero conocimiento empírico, como se hace en la actualidad, dejará de rendir frutos en un punto.

La conciencia es más que un conjunto de impulsos eléctricos... tal vez.
La conciencia es más que un conjunto de impulsos eléctricos... tal vez.

Esta forma de abordar el problema se deriva de una corriente de pensamiento llamada Teoría computacional de la mente, la cual sostiene que el cerebro es una computadora y que la mente es simplemente un programa que se corre en él. En esta teoría, el pensamiento es una simple forma de computación basada en decisiones negativas y positivas (0 y 1) que se toman de acuerdo con una serie de reglas. Bajo esta premisa, sería posible unificar cientos de miles de millones de unidades de procesamiento, cada una llevando a cabo la función de una neurona, para crear el equivalente a un cerebro humano. Es muy probable que en los 2020 logremos recrear esta emulación del cerebro, pero aun así queda el misterio de cómo es que este conjunto de impulsos eléctricos tomará conciencia por sí mismo, pues debemos tomar en cuenta que un cerebro en coma tiene todos los elementos necesarios para funcionar, pero permanece inactivo. Con lo anterior no quiero decir que la conciencia sea algo mágico, sino que la ciencia aún tiene años de investigación por delante para descifrar su origen. Es por esto que lo primero que se debe hacer para crear una AI despierta es dilucidar el proceso que lleva a cabo el cerebro para ser consciente de sí mismo y, a pesar de que cada vez estamos más cerca de lograrlo, aún tenemos un muy largo camino que recorrer.

Al concepto de la supuesta rebelión de las máquinas se suma otro inconveniente. Las computadoras están diseñadas para ejecutar programas. Esto significa que alguien tendría que crear un software lo suficientemente complejo como para dotar de conciencia a la máquina. Hay quienes piensan que se puede crear un código de programación que permita a las computadoras aprender paulatinamente de su medio ambiente y a decir verdad, ya existe software del estilo, pero dista mucho de emular la conciencia humana o hasta animal. Por supuesto, la creación de este software avanzará exponencialmente y logrará crear computadoras extremadamente inteligentes, pero su programación seguirá basándose en un conjunto de ecuaciones y algoritmos preestablecidos y, hasta cierto grado, predecibles.

I'm sorry, Dave. I'm afraid I can't do that.
I'm sorry, Dave. I'm afraid I can't do that.

Ahora, como un ejercicio de pensamiento, supongamos que alguien lograra crear el conjunto ideal entre software y hardware que haga posible la existencia de seres artificiales conscientes. Estaríamos hablando de máquinas vastamente más inteligentes que nosotros. ¿Por qué extrapolamos partes del comportamiento humano como envidia, inseguridad, miedos, celos, codicia y envidia a su existencia? Si son seres de mayor inteligencia y muy superiores a nosotros, ¿por qué deberían vivir como nosotros en un sistema de organización basado en escasez y controlado por intereses individuales? ¿No serían seres con una naturaleza totalmente diferente, capaces de generar una abundancia sin precedentes y energía totalmente renovable para su subsistencia? ¿Por qué nos esclavizarían o nos exterminarían simplemente porque pueden? ¿No tendrían más compasión que nosotros al tener más inteligencia emocional? Todas estas preguntas son imposibles de contestar, pero vale la pena reflexionar en ellas si se considera que en un futuro crearemos una raza de máquinas totalmente superior a nuestro nivel de conciencia.

Tecnología como biología

El escenario más probable para nuestro futuro y el de las máquinas, es que los humanos las utilicemos como extensiones de nuestras habilidades y que implantemos pequeñas piezas de nanotecnología en nuestros cuerpos. Estas personas son llamadas Cyborgs. Por el momento ya usamos todo tipo de máquinas de forma externa para un sinfín de actividades, pero hay avances científicos que a futuro nos permitirán implantar chips en nuestros órganos para incrementar nuestras habilidades físicas y cognitivas y darnos una mejor salud y longevidad. Es un hecho que la tecnología avanza a pasos agigantados y que crearemos herramientas cada vez más útiles, pero serán sólo eso, herramientas que nos darán ventajas que ahora sólo soñamos. Es muy poco probable que se revelen contra nosotros en un futuro cercano para erradicar la raza humana. En su lugar, hay una amenaza mucho más palpable que podría causar una guerra que ponga en peligro nuestra existencia y esta radica en quién tendrá acceso a estos implantes y qué pasará con la desigualdad causada por su implementación.

El peligro de la nueva oligarquía

A mediados del siglo XX vivimos sangrientas guerras para establecer quién tendría el control del capital. Algunos sostenían que el pueblo debía controlar los bienes, mientras que otros aseguraban que debían ser propiedad del gobierno, del Estado o de entidades privadas. De la misma forma podríamos ver guerras de poder en un intento por controlar quién debe tener acceso a los nuevos implantes.

Un implante que permite recuperar la vista a personas con cierto tipo de ceguera. Sí, ya existe.
Un implante que permite recuperar la vista a personas con cierto tipo de ceguera. Sí, ya existe.

La creación de tecnología es costosa, sobre todo en sus etapas iniciales y la creación de chips que incrementen nuestras habilidades será un privilegio de quienes puedan pagarlo, lo que generaría una desigualdad social muy importante, pues la gente con acceso a estos implantes sería física e intelectualmente superior a quienes no puedan costearlo. Éste será un problema muy serio y mucho más importante que la probabilidad de que las máquinas inteligentes se revelen contra nosotros, pues ya hemos visto de lo que es capaz el ser humano para mantener el control de cualquier ventaja competitiva. Es por esto que es muy importante comenzar a pensar en sistemas de organización social diferentes que se basen en crear abundancia y en distribuir equitativamente los recursos del planeta. A pesar de esto mi optimismo sigue en pie, pues si un grupo selecto de gente en posiciones clave de gobierno logra realmente incrementar su inteligencia y su conciencia, ¿no se darían cuenta de que la desigualdad social es el principal problema del mundo y tratarían de arreglarlo? ¿No usarían su inteligencia para crear mejores condiciones de vida y generar abundancia y salud para todos los seres humanos (incluidos ellos) de la misma manera que quienes hoy tienen acceso a la tecnología ayudan a los que más lo necesitan para mejorar la calidad de vida del mundo? Tal vez es inocente pensar de esta manera, pero de no darse esta situación estamos viendo de frente a un mundo muy gris que aún se puede evitar.

¡Muahaha! (o 11000010 10100001 01001101 01110101 01100001 01101000 01100001 01101000 01100001 00100001 00100000)
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Los humanos tendemos a imaginar escenarios devastadores donde siempre hay un conflicto de Intereses que genera guerras mundiales y el comportamiento de nuestros antepasados nos ayuda a tener miedo. Hollywood nos llena de esas imágenes, pues francamente es más divertido ver una guerra en una distopía cibernética, que un grupo de gente viviendo armoniosamente y comiendo helado. La humanidad ha demostrado que a pesar de enfrentar enormes obstáculos siempre sale adelante como conjunto y es muy probable que superemos estos dilemas cuando se presenten, pues en realidad la enorme mayoría de humanos que habitamos en el planeta sólo buscamos vivir en paz y armonía.

Otro de los escenarios posibles (el más probable para mi gusto) es que la humanidad utilice la inteligencia artificial para su beneficio, para hacer un recuento de los recursos naturales del planeta y sugerirnos cómo usarlos de manera imparcial y que beneficie a la mayoría. Esto podría resultar en un nuevo sistema de organización social muy diferente al derroche característico de un capitalismo basado en el crecimiento infinito (en un planeta finito) y que podría ayudarnos a lograr la organización e igualdad que nunca logró el socialismo. Si utilizamos bien las capacidades de la inteligencia artificial, podríamos ver una era de abundancia como el mundo nunca ha experimentado.

Ya sea que los robots nos dominen o no, una cosa es cierta, las máquinas y su inteligencia cambiarán nuestra forma de vivir, de pensar, de organizarnos y de interactuar y serán una herramienta invaluable en la evolución de la conciencia.

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