Qué es el Internet de las cosas y cómo afectará tu vida

Describimos cómo sería un día en un mundo donde todo está interconectado

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En 1982 un grupo de programadores de la Universidad Carnegie Melon creó el primer accesorio conectado a Internet (ARPANET, en aquel tiempo): una máquina de Coca-Cola que mostraba a quien estuviera conectado a la red en cualquier parte del mundo, si el aparato estaba lleno o vacío, así como la temperatura de los refrescos. Sin saberlo, estos programadores fueron los pioneros de un cambio en la interconectividad que transformaría la industria de la tecnología durante las próximas décadas para llevarla crear lo que hoy conocemos como el Internet de las cosas (IoT).

Este término, nuevo para muchos, tiene cada vez más relevancia y promete ser la próxima revolución en el mundo de la tecnología después del smartphone. Las implicaciones que el IoT trae consigo son tan importantes, que podrían provocar que, en unos años, veamos al Internet actual como algo trivial. Pero, ¿qué es el Internet de las cosas y por qué será tan trascendental?

IoT

IoT, se refiere a la interconexión de varios aparatos a Internet para comunicarse y ejecutar tareas de manera sincronizada y, en gran medida, automática. Cuando se habla de cosas en el IoT éstas pueden ser implantes de monitoreo de salud, dispositivos de rastreo para animales, sensores en coches o chips que pueden instalarse en una enorme cantidad de objetos y seres vivos para conocer su ubicación, características, estado o historial.

El Internet de las cosas podría describirse como la conexión del mundo físico a Internet, pues en un futuro próximo, una inmensa cantidad de los objetos en el planeta podrían formar parte de este sistema de interconexión y de transmisión de información.

En términos más simples IoT significa un termostato que se ajusta automáticamente según tus preferencias y que sabe si hay alguien en la casa, focos que se encienden al detectar tu presencia y que memorizan qué tan brillante te gusta el ambiente, sensores de salud que monitorean tus signos vitales y el de tus familiares y un sin fin de cosas que se conectan entre sí para simplificar tu vida.

Los ejemplos anteriores son sólo el principio de lo que será el IoT en unos años, pues sus implicaciones van mucho más allá de prender una lámpara y ajustar el aire acondicionado.

Un día en un mundo interconectado por el IoT

Son las 6:51 de la mañana y es hora de despertar: un brazalete inteligente está listo para vibrar en tu muñeca para que te levantes de la cama, pero te da 6 minutos más, pues sabe que aún estás en sueño profundo y no es el momento ideal. Además, según el reporte del tráfico, podrás salir 5 minutos después porque no hay señales de tránsito pesado.

Al fin llega el momento de despertar: el brazalete vibra, la lámpara de tu cuarto se prende paulatinamente y se abren las cortinas por si solas. Te levantas y te dispones a bañarte, entras en el baño y la regadera se acciona automáticamente con la temperatura que te gusta porque el calentador se encendió media hora antes. Mientras te bañas el desayuno comienza a prepararse. Por supuesto, en toda tu travesía has estado acompañado de música que se ajusta a tu estado de ánimo y sube y baja el volumen de las bocinas según tu posición en la casa.

Sales del baño y el televisor se enciende en el canal de noticias que te gusta para que lo veas mientras te arreglas. Sacas tu teléfono para ver cuántas veces se ha lavado cada camisa y su tiempo aproximado de vida, así que eliges la azul que compraste hace un par de semanas. Te diriges a la cocina y el refrigerador te recuerda que debes comprar la comida para la cena que tendrás con tus amigos en la noche; presionas un par de botones y pides al súper lo que necesitas, y que llegará ya preparado cuando regreses a tu casa.

Una alarma en una maceta te dice que tus plantas necesitan agua, sabes que podrían regarse automáticamente, pero es una tarea que te gusta hacer personalmente. El celular te recuerda que debes lavar la ropa, así que llenas la lavadora y le indicas que comience a funcionar cuando la red eléctrica inteligente sepa que es el mejor momento para hacerlo usando energía renovable. Te sientas a la mesa, desayunas y una alarma del teléfono te indica que es el mejor momento para salir y llegar puntual a trabajar. Buscas las llaves del auto, pero no recuerdas dónde las dejaste, sacas tu celular y preguntas a Google "Dónde están las llaves del coche" y el teléfono te guía a ellas en un pequeño mapa de tu casa mientras un sonido en el llavero te ayuda a encontrarlas más fácil.

Ya en tu auto, continúas escuchando la canción que se quedó a la mitad cuando saliste del baño. Debido a que cada carro tiene un sensor que transmite su posición y su estado, la red conoce el estado del tráfico y el GPS te lleva por una ruta donde el transcurso será suave y habrá muy pocos altos y tráfico. En el camino te ríes un poco porque recuerdas cuando Waze y Google Maps te mandaban por rutas extrañas en las que indicaban dar vueltas enormes para cruzar 4 cuadras o peor aún, por donde había aún más tráfico.

Llegas 5 minutos antes a tu trabajo, donde te espera una taza de café caliente con crema y 2 cucharadas y media de azúcar, justo como te gusta. Tu computadora está encendida en el programa que necesitas y con todas las herramientas abiertas, pues se prendió cuando detectó que entraste en el edificio.

Es la hora de la comida. Verás a unos amigos en un restaurante. Mientras te diriges a tu destino, sacas tu celular para ver cada una de las sillas disponibles: aún hay mucho espacio. Llegas, te sientas y ves el menú en tu teléfono. Uno de tus amigos no llega, pero gracias a que tienes permisos especiales, tu celular muestra su posición exacta: está en la tienda de guitarras a una cuadra de distancia, así que no tardará mucho. Cuando llega, te muestra la nueva Gibson usada que acaba de comprar; en el celular lees todo su historial, cuáles canciones se tocaron recientemente y cuántas cuerdas se le han cambiado en los últimos meses: al parecer, se ha usado poco y tu amigo la consiguió a un muy buen precio.

Cuando te dispones a ordenar, tu teléfono indica qué te conviene comer y beber porque estás cuidando tu salud, sin embargo, decides ordenar algo diferente, sin hacer mucho caso. De cualquier manera, todo queda registrado en el celular para seguir monitoreando tus hábitos.

Al regresar a tu trabajo te sientes un poco mal, te sientas, tomas aire y tu teléfono te notifica que tienes problemas de salud. Un grupo de médicos recibe la información de inmediato deciden que es primordial que te transportes al hospital, así que envían una ambulancia que conoce tu ubicación, tu estado de salud y a la que puedes rastrear vía GPS. Un par de minutos después estás en la ambulancia y ya que todos los vehículos cuentan con sensores, el conductor recibe la indicación de la ruta más corta y en cuánto tiempo llegarán al hospital en donde te esperan médicos con el tratamiento oportuno . Estuviste a punto de sufrir un infarto, pero la atención temprana evitó que pasara a mayores y no habrá secuelas, sólo tendrás que hacer más caso a tu teléfono cuando te diga que necesitas reducir un poco la carne roja y comer más cosas verdes.

El aspecto social de IoT

Así es como el Internet de las cosas podría impactar tu vida individual, pero hay un aspecto social que abarca nuestro sistema de organización, pues el hecho de que un creciente número de objetos pueda ser monitoreado nos ayudaría a administrar mejor nuestros recursos y a considerar las necesidades de la población.

Por ejemplo, la red eléctrica podría disponer mejor de la energía si supiera cuándo es realmente necesario tener un aparato o una luz encendida, y también distribuiría las cargas de luz según las necesidades de la red, además de que se cobraría una tarifa normal por energía proveniente de recursos no renovables y una con descuentos si se usa energía renovable (sólo disponible en ciertos horarios).

El sector salud también se vería impactado positivamente, pues se podría monitorear el estado de los pacientes en tiempo real y reducir las visitas al doctor por cosas sin importancia pues los usuarios podrían recibir un diagnóstico directo en su teléfono. Sería una especie de democratización de la salud que permitiría prevenir enfermedades por medio del uso de equipos de monitoreo de bajo costo, lo que, por supuesto, beneficiaría a las personas de escasos recursos.

Tal vez parezca exagerado creer que todas las cosas en el planeta estarán conectadas a una red de información, pero el bajo costo de microprocesadores y sensores que cada vez consumen menos energía hacen del Internet de las cosas algo cada vez más posible. A esto se suma el esfuerzo de Samsung y otras compañías que están apostando fuerte por esta tecnología, y aunque su estrategia inicial es atacar el mercado de consumo, el potencial es inmenso.

De acuerdo con un estudio de Gartner, en 2020 habrá cerca de 26,000 millones de dispositivos en la red del Internet de las cosas, aunque su impacto general en el mundo y su efecto benéfico se reflejarán totalmente en 2025. Otras estadísticas apuntan a que en 2032 cada persona estará en contacto con entre 3000 y 5000 objetos inteligentes.

Una mejor administración del tráfico podría dar como resultado menos contaminación y tránsito en horas pico. Un mejor manejo de energía facilitaría la utilización de energías renovables y hacer de ellas una alternativa más viable. Un monitoreo adecuado de la salud de los ciudadanos podría reducir los costos en el sector médico, lo que eliminaría un sistema en el que el acceso a la salud depende de la situación económica.

El Internet de las cosas nos da la posibilidad de crear una red de inteligencia artificial a la que podemos delegar el control del planeta y sus recursos con el propósito de lograr una distribución de bienes más eficiente, justa y en concordancia con las necesidades de cada persona, y podría ser el vehículo idóneo para reducir el enorme desperdicio de recursos del sistema actual.

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