En enero del presente año, una corte de Washington tomó una decisión muy importante en cuanto a regulación de servicios de comunicación en Estados Unidos que puso en peligro la neutralidad de la red y amenazó con cambiar Internet como lo conocemos. Las implicaciones del dictamen fueron amplias, pero en resumen, la corte determinó que la Comisión Federal de Comunicaciones de E. U. A. (FCC, por sus siglas en inglés) no logró justificar las estipulaciones básicas de un Internet abierto en donde no se discrimina ni bloquea información. Esto significó que compañías proveedoras de banda ancha (ISP, por sus siglas en inglés) dejarán de ser consideradas como las “tuberías” por donde pasan datos y ahora pueden intervenir en el flujo de información que pase por su red, de acuerdo con su contenido.
Las consecuencias del dictamen afectaron principalmente a proveedores de servicio de video como Netflix, ya que el argumento de los ISP, radica en que el tipo de contenido que provee la empresa, utiliza una enorme cantidad de datos, lo que causa que se saturen sus redes y los obliga a invertir más en infraestructura para dar un buen servicio.
Se calcula que Netflix es responsable de 31% del total de descargas en E. U. A.
Comcast, uno de los principales ISP de Estados Unidos, aprovechó la situación de inmediato y comenzó a limitar el ancho de banda dedicado a Netflix. Un ejemplo son las recientes pruebas de velocidad de la compañía distribuidora de video, pues meses anteriores al dictamen, el ISP presentó una velocidad promedio de 2 Mbps, la cual bajó a 1.51 Mbps después de la decisión de la corte. Esto orilló a Netflix a pagar una cifra desconocida para incrementar la tasa de transferencia, que por el momento se encuentra en 1.61 Mbps. El trato se llevó a cabo a finales de febrero, lo que podría ser la causa del minúsculo incremento durante ese mes; se espera que la velocidad se restablezca en marzo.
Éste es el primer síntoma de lo que algunos llaman la pérdida de la neutralidad de la red y sienta un precedente que puede ser tomado como ejemplo por otras compañías para capitalizar mediante una forma de extorsión, que permitiría obstruir o incluso bloquear el contenido de un proveedor de servicios de Internet si no paga o no sigue ciertas reglas. Eso pone en peligro la existencia de Internet como es actualmente, pues limita el libre flujo de información que lo caracteriza. Para saber más de este tema, te sugerimos leer nuestro artículo: El fin de la neutralidad de la red y de Internet como lo conocemos.
El peligro reside en que las compañías y el gobierno perciban este tipo de negociaciones como un modelo viable, pues los usuarios de Internet podríamos resultar afectados debido a que el flujo de información se vería limitado por decisiones de negocios y conveniencias corporativas o incluso personales. Lo que ocurriría sería que, aquellos a cargo, tendrían la posibilidad de regular el tipo de contenido al que tengamos acceso.
Si lo anterior fuera poco, hay que sumar la posibilidad de que, en caso de que las compañías se rehúsen a cooperar, los ISP podrían requerir un pago por parte de los usuarios para obtener servicios o paquetes Premium que garanticen una tasa de transferencia dedicada, o bien, ofrecer servicios propios sin límite de banda ancha que funcionen mucho mejor que los de otras empresas. En cualquiera de los casos, los usuarios finales seríamos los más afectados y la competencia para ofrecer una mejor experiencia se vería severamente reducida, pues los ISP limitarían las opciones y darían preferencia a las propias.
El hecho de que empresas como Netflix cedan ante las exigencias de los proveedores de Internet y paguen las cuotas establecidas, representa un gasto que podría reflejarse en cobros más altos por sus servicios, o que dificultaría ofrecer precios más competitivos.
En esta gráfica se aprecia el deterioro en el servicio de Netflix tanto en Verizon como en Comcast, que empezó en octubre, tal vez debido a falta de infraestructura o a que las compañías estaban en pláticas para llegar a un acuerdo; la situación, como mencionamos, se acentuó en enero tras la decisión de la corte. El reciente incremento en la velocidad de Comcast que se percibe al final, se debe al reciente trato firmado por las empresas.
Las gráficas que aparecen en la página de Netflix, parecen pertenecer a una estrategia para evidenciar la deplorable calidad del servicio que ofrecen los competidores con el propósito de alentarlas a incrementar el ancho de banda o a establecer tratos comerciales satisfactorios.
En un comunicado publicado en su página oficial se explica: “El índice de velocidad de ISP de Netflix está basado en datos de más de 44 millones de miembros […] del mundo que ven más de 1000 millones de horas de shows de TV y películas transmitidas […] cada mes. Las velocidades listadas reflejan el desempeño promedio de todos los streams de Netflix en cada una de las redes de los ISP y son un indicador del desempeño que experimentan todos sus usuarios. Una red más rápida generalmente significa mejor calidad de imagen, tiempos de inicio más rápidos y menos interrupciones.”
Netflix requiere una transferencia de datos de, al menos, 0.5 Mbps para funcionar, pero se recomiendan 1.5 Mbps, lo necesario para transmitir contenido en HD y 7Mbps para Super HD. Así que los ISP se enfocan en brindar el mínimo recomendado a sus usuarios, que pagan a Netflix una cuota mensual para disfrutar de su servicio, pero que no lo reciben en su totalidad debido a que están sujetos a la decisión final de su ISP.
Por supuesto, compañías como Comcast buscan incrementar sus ganancias, y el dictamen de la corte las ubica en un lugar perfecto para ello, pues ahora pueden limitar el ancho de banda dedicado a ciertos servicios con el fin de cobrar, ya sea a usuarios o a proveedores, para ofrecer un mejor flujo de datos y al menos por ahora, Netflix decidió doblar las manos y llegar a un trato con el ISP, lo que representa un gasto extra.
Afortunadamente, estas estipulaciones únicamente son vigentes para ISP de Estados Unidos y Netflix destaca el servicio de Axtel–Extremo, al que describe como “firmemente a la cabeza de los proveedores de servicio en México”, pues de acuerdo con su reporte de velocidad, alcanza los 2.73 Mbps.
Finalmente, aunque Netflix haya cedido ante la coerción de Comcast, aún hay esperanza, pues el dictamen de la corte no elimina la neutralidad de la red, sino que simplemente trata a los ISP como un servicio de información y no como uno de telecomunicación. Este tecnicismo no quita el poder de la FCC sobre los ISP, pero obliga a tratarlos de manera diferente. La solución más simple sería reclasificar a los proveedores de servicios como una entidad de telecomunicación sujeta a las reglas de la neutralidad de la red. Por el momento, los ISP, como servicios de información, son libres de limitar el acceso del contenido que fluye por sus redes.
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