Recientemente, una corte de Washington tomó una de las decisiones más importantes en los últimos 20 años, en cuanto a regulación de servicios de comunicación en Estados Unidos. El dictamen tiene varias implicaciones y podría cambiar la estructura de Internet como lo conocemos. El tema es algo complicado e involucra muchas leyes y terminología jurídica, pero en esencia, la corte dictaminó que la Comisión Federal de Comunicaciones de EE. UU. (FCC, por sus siglas en inglés) no logró justificar las estipulaciones básicas de un Internet abierto en donde no se discrimina ni bloquea información, lo que se denomina neutralidad de la web. En palabras simples, esto significa que compañías proveedoras de banda ancha dejarán de ser únicamente las “tuberías” por donde pasan datos y ahora tendrán injerencia y podrán intervenir en el flujo de información que pase por su red, de acuerdo con su contenido.
Las ramificaciones de este fallo son alarmantes, pues dan poder a compañías como Verizon y Comcast, de elegir que contenido tiene prioridad en su servicio. Esto, en potencia, podría ocasionar la disminución de velocidad o hasta el bloqueo de sitios y servicios, según las políticas o conveniencias comerciales de estas empresas; por otro lado, el dictamen indica que las compañías tendrían que ser totalmente transparentes en sus prácticas de bloqueo y anunciarlas a sus clientes.
Todo el lío jurídico se centra en una decisión tomada por la FCC en 2002, en donde clasificó a los proveedores de Internet (ISP, por sus siglas en inglés) como servicios de información, en lugar de servicios de telecomunicación, que son regidos por leyes de common carrier (lo equivalente a lo que en México se conoce como servicio de valor agregado). El teléfono es un buen ejemplo de un servicio de telecomunicación, pues transporta los datos de una llamada, de un punto a otro, sin importar su contenido, idioma o propósito. Las compañías telefónicas sirven únicamente como un proveedor de infraestructura por donde pasa la información.
La simple diferencia de clasificación entre un servicio de información y uno de telecomunicación, cambia por completo la manera en que la ley trata a las compañías, pues bajo las leyes de common carrier, los ISP se verían obligados a transportar el contenido sin discriminación y a un precio justo. En cambio, las estipulaciones que rigen a un proveedor de servicios de información, otorgan al ISP poder sobre el tipo de contenido que circula por su infraestructura.
Después de la decisión errónea por parte de la FCC de clasificar a los ISP como servicio de la información, la comisión trató de regular a estas compañías bajo leyes de common carrier que se enfocan en proteger la neutralidad de la red. La resolución de la corte simplemente radica en que la FCC no puede aplicar estas regulaciones a empresas catalogadas como servicios de información. Así que todo se centra en un problema de semántica.
El argumento de proveedores de servicio como Verizon, radica en la existencia de cierto tipo de contenido que utiliza muchos más datos que otro, lo que ocasiona que servicios como Netflix (responsable de 31% del total de descargas en EE. UU.), saturen sus redes y los obliguen a invertir más en infraestructura para dar un buen servicio. La solución que proponen los proveedores de Internet es limitar el ancho de banda que estos servicios ocupan o cobrar una cuota adicional a sus clientes, o bien, a las compañías responsables de este incremento en los datos, lo que podría reflejarse en costos más elevados para los usuarios.
Lo anterior pone en riesgo el Internet libre que todos conocemos y amamos, pues permite a los ISP aplicar un modelo de negocios similar al de la televisión por cable, en donde el contenido se divide en canales clasificados por el tipo de información que proveen. Los ISP podrían cobrar cuotas por acceso a paquetes de noticias, deportes, redes sociales o entretenimiento. Debido a esta decisión de la corte, los ISP tienen el potencial de tomar el control de Internet y decidir cuál contenido presentarnos y a qué hora. Esto nos despojaría de la red de información más grande del mundo y la convertiría en otra rama de la estructura de poder de las corporaciones.
Bajo estas reglas, los ISP podrían bloquear o limitar el acceso a sitios o servicios que compitan con sus propios productos. Supongamos que Verizon decide lanzar un servicio de películas para competir directamente con Netflix, donde muestre contenido producto de un convenio con compañías como Warner o Paramount. Si se le trata como un servicio de información, Verizon tendría derecho de limitar el ancho de banda requerido por Netflix, para dedicarlo a su servicio y presentarnos contenido acorde con sus intereses, lo que reduciría el poder de elección de los usuarios.
Por supuesto, los servicios de video no son los únicos afectados, pues los proveedores de Internet no quebrantarían ninguna ley si decidieran bloquear sitios completos. Es decir, si un sitio de noticias publicara un reportaje contra los intereses comerciales de Verizon, la compañía podría bloquear sin problemas el acceso a este contenido a sus usuarios.
Pero no todo está perdido, hasta el momento, sólo una corte en Washington tomó esta decisión y la FCC puede apelar el dictamen y llevar el juicio a la suprema corte. Otra solución es que la FCC se retracte de haber clasificado a los ISP como servicios de información en 2002 y de nuevo los coloque en la categoría de servicios de transmisión. Aquí es importante recalcar que la decisión de la corte no limitó el poder de la FCC en cuanto a regular la actividad de los ISP, sino que simplemente estableció que la comisión no podía aplicar leyes de common carrier a servicios de información, así que la FCC aún tiene poder para establecer parámetros en cuanto al comportamiento de esas compañías. En este sentido, cabe señalar que Tom Wheeler, presidente de la FCC, ha declarado que apoya la existencia de un Internet abierto y libre de bloqueos, y en una reciente declaración, comentó que entre las opciones a seguir no descarta una apelación.
Parece poco probable que algún ISP comience a bloquear servicios según su conveniencia, pues podría resultarles contraproducente debido a que muchas personas considerarían desagradable no tener acceso a páginas y servicios como Netflix, Steam, ESPN o por supuesto Qore.com, y probablemente considerarían cambiar a una compañía con acceso completo a la web. Sin embargo, la parte negativa es que esto no siempre es posible, porque existen ciudades donde sólo existe un proveedor de servicios.
Cabe señalar que lo anterior únicamente aplica a Estados Unidos; en el resto del mundo, exceptuando algunos países, los ISP son considerados compañías de transportación de datos, así que si en Estados Unidos empezaran a restringir contenido, no nos afectaría, en primera instancia, aunque sí cambiaría la estructura de la red, pues por el momento una enorme cantidad de información de Internet fluye a lo largo del territorio norteamericano y es regido por sus leyes. De llevarse a cabo estas restricciones, es probable que las compañías afectadas encuentren maneras de distribuir a otros países, lo que resultaría inconveniente a EE. UU. como nación, pues los dejaría rezagados en cuanto el desarrollo y descubrimiento de nuevas ideas y tecnología, y es por esto que lo más probable es que el gobierno intervenga antes de que los corporativos tomen la web como rehén.
Internet es la única plataforma donde todos los participantes juegan en un campo parejo y en donde una página o un servicio pequeño puede competir contra enormes corporaciones establecidas. Gracias a esta característica contamos con servicios como Facebook, Twitter, Amazon, eBay, YouTube, Wikipedia, PayPal, Google (y por ende, Android) y cualquier compañía moderna basada en la red. De aplicarse el viejo paradigma de negocios, aún y cuando los proveedores de servicio se verían tremendamente beneficiados, la web como tal se encontraría paralizada y limitaría la innovación en ambientes que dependen totalmente de la libertad en el flujo de información.
En mi opinión, las corporaciones no son Internet, Internet lo creamos todos los que damos vida a los servicios que viven en ella, los que cooperamos escribiendo noticias y artículos, los que twitteamos y usamos Facebook, los que subimos videos en YouTube y publicamos en nuestro blog. Internet es de todos y de nadie al mismo tiempo, es un derecho y el libre acceso a él no debería depender de ninguna compañía o conglomerado comercial. Es importante estar al tanto de todo aquello que ponga en peligro la neutralidad de la red, responder y difundir cualquier amenaza que ponga en peligro el libre flujo de información, pues Internet es un medio de comunicación que ha revolucionado al mundo, y es precisamente la ausencia de control en el tipo de datos que circula por sus redes y la compartición sin restricciones tanto de conocimiento como de diferentes puntos de vista lo que ha llevado a la humanidad a una nueva era.
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