Investigadores de la Universidad de Illinois Urbana-Champaign y la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis crearon un nuevo sensor para reemplazar al equipo anticuado que se usa para medir los signos vitales referentes al cerebro: la presión intracraneal y la temperatura.
El sensor que proponen es diminuto y se puede colocar directamente en el cerebro sin necesidad de cables, por lo que es capaz de obtener medidas certeras sin necesidad de interferir con el cerebro mismo. El sensor está hecho en su mayoría de silicón y ácido poliláctico-co-glicólico (PLGA por sus siglas en inglés) y gracias a estos materiales, al terminar su trabajo, se disuelve en el cerebro sin causar estragos.
Con la innovación de este equipo médico, junto con ingenieros en materiales, los pacientes que sufran de alguna lesión cerebral podrán tener la certeza de que el hospital puede medir su presión intracraneal y prevenir mayores complicaciones, a la vez que elimina la necesidad de intervenciones futuras para remover los aparatos utilizados en su cuidado. Como resultado se disminuye el riesgo de inflamación crónica e infección.
El equipo ya probó el sensor en ratas y obtuvo buenos resultados. Ahora está en el proceso de pruebas en pacientes humanos. De ser exitosos, planean repetir esta tecnología para ser aplicada en otras partes del cuerpo.
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