Snowden ofrece ayuda al gobierno de Brasil a cambio de asilo permanente

El informante de la NSA envia carta al país sudamericano

“Hace 6 meses, me separé de las sombras de la Agencia de Seguridad Nacional del gobierno de Estados Unidos para pararme frente a la cámara de una periodista.” De esta manera Edward Snowden, informante de la NSA, inicia una carta a los ciudadanos de Brasil, en donde expresa su deseo de ayudar al gobierno brasileño a investigar la vigilancia electrónica masiva llevada a cabo por Estados Unidos a cambio de que se le otorgue asilo permanente en el país. “Me paré frente a esa cámara con los ojos abiertos, sabiendo que esa decisión me costaría mi familia, mi casa y que pondría en riesgo mi vida. Estaba motivado por la creencia de que los ciudadanos del mundo merecían entender el sistema en que viven.”, continuó el joven.

Hace unos meses, Snowden pidió asilo a varios países, entre los que se encontraba Brasil, y en todos se le negó la petición. Ahora, el exanalista se encuentra exiliado en Rusia bajo asilo temporal y busca un lugar en donde residir de manera permanente, pues, de acuerdo con sus propias palabras, hasta que un país no le otorgue esta condición, el gobierno de Estados Unidos continuará interfiriendo con su capacidad de hablar.

En la carta, Snowden pone ejemplos de las actividades efectuadas por la NSA para vigilar a ciudadanos brasileños, entre las que menciona la capacidad de la agencia de localizar a cualquiera que tenga un celular en São Paulo, o guardar grabaciones de conversaciones telefónicas de cualquier persona por 5 años o más, y también relata que hasta se tiene un registro de los sitios pornográficos que la gente visita en caso de que se necesite dañar la reputación de alguien. “Nuestros derechos no pueden ser limitados por una organización secreta y oficiales norteamericanos no deberían decidir nunca acerca de las libertades de los ciudadanos de Brasil.”, afirmó el exanalista.

Edward Snowden concluyó su carta diciendo: “[…] Mi gobierno me ha vuelto un apátrida y busca encarcelarme. El precio por mi discurso es mi pasaporte, pero lo pagaría de nuevo: no seré el que ignore la criminalidad por el bien de la comodidad política. Prefiero quedarme sin estado que sin voz. Si Brasil sólo escucha una cosa de mí, que sea ésta: cuando todos nos unamos en contra de la injusticia y en favor de la privacidad y de los derechos humanos básicos, podremos defendernos de hasta los sistemas más poderosos.”

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