Whatsapp es sin duda la aplicación de mensajería instantánea más popular del mundo. La app es rápida, funcional, sencilla y amigable, y esta es la razón por la que millones de personas la han adoptado en todo el mundo. Con una base de usuarios tan grande, es obvio que las amenazas de robo de información con comunes, y es por eso que la compañía ha tomado varias medidas para evitar problemas.
Facebook es dueño de Whatsapp
Si no eres muy geek, tal vez no te hayas enterado que Facebook compró Whatsapp en 2014. La operación rondó los 20 mil MDD, y ayudó a Facebook a convertirse en el gigante que es hoy. Whatsapp es la aplicación móvil número uno en más de 100 países y cuenta con más de 450 millones de usuarios. Si a esto le sumamos todos los usuarios y datos que maneja Facebook, puedes estar seguro que Zuckerberg y compañía invierten muchísimo dinero en proteger los datos de sus usuarios.
Whatsapp tiene encriptación end-to-end
La encriptación end-to-end es un método de seguridad en procesos comunicativos que evita que los mensajes enviados puedan ser leídos antes de ser recibidos. Como su nombre lo indica, un algoritmo de Whatsapp cifra los mensajes de tal modo que solo el receptor puede revelar. Según Whatsapp, ni siquiera la compañía misma puede hackear los mensajes que son enviados y recibidos por otros.
Whatsapp incluye verificación en 2 pasos
La verificación en 2 pasos es una de las medidas de seguridad más útiles hoy día. Whatsapp incluyó esta característica hace algunos meses, y con ella, cada que quieras iniciar sesión en un nuevo dispositivo deberás incluir un código generado que nadie más tendrá. Así, aunque te roben tu número o tu dispositivo, es poco probable que otra persona pueda hacerse pasar por ti.
Todo esto suena genial, ¿no? El único problema es que tantas medidas de seguridad protegen a los criminales y terroristas y evita que las autoridades puedan atraparlos. Ya ha habido casos donde atacantes han usado Whatsapp para comunicarse, y todo se pudo haber evitado si la policía tuviera acceso a sus teléfonos. Por supuesto, esta medida representa un dilema moral: ¿seguridad o privacidad. No obstante, ese es tema para otro día.
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