Hay personas que despiertan antes de que salga el sol y no tienen problemas con iniciar sus actividades en las primeras horas del día. Pero también existe gente para quienes abrir los ojos parece imposible antes de las 9 de la mañana, pero eso sí, a las 11 o 12 de la noche, tienen toda la energía para seguir activo.
Según la Universidad Estatal de San José y la empresa de diagnóstico genético 23andme,
el tiempo de sueño de cada persona depende de su ADN. La conclusión llegó después de un estudio que quería encontrar la relación entre la genética y la preferencia de horarios.
En la investigación participaron 89,000 adultos de quienes se tomó una prueba de material genético. Los científicos aislaron 15 áreas del genoma que están asociadas con la tendencia a ser mañanero y se interrogó a los participantes para cruzar datos.
Los científicos encontraron que 7 de los 15 genes asociados con preferencia por las mañanas, también están relacionados con los ritmos biológicos o circadianos —el reloj interno que te dice a qué hora despertar, comer o dormir y más funciones fisiológicas—. Esos genes indican los ciclos de 24 horas y marcan los horarios de descanso y actividad del cuerpo, que por cierto están asociados a la luz y oscuridad del día.
"Lo nuevo que pudimos mostrar es que la variación en estos genes afecta a nuestras preferencias individuales para las mañanas o por las tardes", explica el dr. Hinds, genetista de 23andMe.
En los resultados del estudio se encontró que las personas mañaneras tienen ventajas sobre los nocturnos —quienes fueron mayoría en el estudio con 56%— porque los tempraneros tienen menos insomnio y depresión, además de menor índice de masa corporal, pero necesitan dormir más de 8 horas al día.
"El trabajo también implicó algunos genes que previamente no habían sido relacionados con ciclos circadianos, lo que puede apuntar a una nueva e interesante la biología".
Con estos resultados, los científicos pueden profundizar en el entendimiento del sueño y podrán ayudar a las personas con desórdenes como insomnio, sonambulismo o narcolepsia.
Obviamente, no le puedes echar toda la culpa de tus desveladas diarias a tus genes, también hay otros factores sociales y externos por los que no te duermes temprano.
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