Durante las últimas 3 décadas China revolucionó la manufactura global. En ese periodo, más de 500 millones de sus habitantes emigraron del campo a la ciudad, lo que creó una masa de trabajadores de fábrica sin precedente, que permite a la nación mantener una mano de obra barata y abundante.
En 1980, China ocupaba el 7.° lugar en la lista de los países con mayor capacidad de manufactura. En 2010 nación asiática desplazó a Estados Unidos en este rubro y ahora ocupa la primera posición debido a fuertes inversiones en infraestructura impulsadas por su entrada en la Organización Internacional del Comercio en 2001, así como por una enorme oleada de outsourcing proveniente de EUA.
El crecimiento exponencial de la mano de obra China le ha dado la capacidad de sustentar una industria que le permite satisfacer las necesidades del mercado global, así como mantener una cadena de producción de bienes para su creciente clase media.
Un perfecto ejemplo de esto es Xiaomi, que con 4 años de vida es el 5.° vendedor de celulares del mundo ―a pesar de que sólo distribuye equipos en su país―. De acuerdo con la firma de investigación Strategy Analytics, la compañía vendió 15.1 millones de equipos en el segundo trimestre de 2014, más del triple en comparación con el año pasado. Xiaomi tiene 5.1% de participación en el mercado global, por debajo únicamente de Samsung, Apple, Huawei y Lenovo (estas 2 últimas, también chinas).
Para comprender el éxito de Xiaomi, es necesario saber que el mercado chino funciona bajo reglas muy diferentes a las del resto del mundo, pues sus leyes castigan la copia de propiedad intelectual de manera diferente y en muchas ocasiones, el hecho se ignora por completo. Tom Doctoroff, autor del libro Qué quieren los chinos, comenta: “[En China] robarse un libro es una ofensa elegante. Es recobrar conocimiento, especialmente si es un libro que no debe leerse. En China, la gente no entiende la relación entre propiedad intelectual e innovación. Universal y Warner Brothers, por ejemplo, tendrán que bajar sus márgenes de ganancia a casi nada para competir [contra la piratería]. Una venta es una venta; algo de dinero es mejor que nada. Ésta es una sociedad en la que si abres una tienda falsa de Apple, la gente escribirá artículos de cuán innovador y creativo eres.”
Lo anterior es importante porque la estrategia de Xiaomi depende, en gran medida, de la “inspiración” que toma de empresas extranjeras como Apple. Esta influencia es tal, que su actual director general, Lei Jun, a veces se viste con el estilo de Steve Jobs durante las presentaciones de sus productos y en una ocasión admitió que visitó a los fabricantes de componentes para Apple con el propósito de averiguar qué podían crear para su compañía. El ejecutivo incluso acabó una de sus presentaciones con la frase “one more thing…” una expresión característica de los Keynotes de Apple.
Xiaomi no sólo copia, sino que toma lo mejor de sistemas como iOS y Android y los combina para crear un estilo propio que le da una fuerza particular. Cabe mencionar que este tipo de práctica fue común durante el nacimiento de la era de la informática actual; por ejemplo, Microsoft creó Windows inspirado en la interfaz gráfica de Apple, quien a su vez la copió de Xerox. Esos eran otros tiempos, ahora la similitud más insignificante puede resultar en un pleito legal de años, como el de Apple vs. Samsung.
Gran parte del explosivo éxito de Xiaomi se debe a que es capaz de entregar productos de gran calidad a precios muy bajos, un plan que funciona mediante el recorte de costos de publicidad y la eliminación de intermediarios, pues la empresa distribuye sus productos directamente en línea. De acuerdo con Bin Lin, presidente de Xiaomi, venden los equipos a un precio muy cercano al que cuesta fabricarlos porque ahorran mucho en difusión y en el área de investigación y desarrollo (por supuesto). Parte de su estrategia publicitaria se centra en liberar un número reducido de dispositivos, aproximadamente 15,000, lo que genera escasez y con ello, publicidad gratuita ―pues los medios se refieren un teléfono que se agotó en minutos―, lo que provoca ansiedad por poseer el producto.
Aparentemente, Xiaomi aún se encuentra en modalidad de copia y no está lista para entrar en el mercado estadounidense, donde la propiedad intelectual tiene más valor que la practicidad y se libran batallas legales de años a causa de situaciones menores de plagio.
Lo interesante es que Xiaomi bien podría ignorar por completo el mercado estadounidense y aún así tener éxito, pues existe una clase media china en ascenso que compra sus equipos y una cantidad considerable de mercados emergentes ávidos de smartphones baratos y de calidad.
Como perfecto ejemplo de la calidad sus dispositivos está el Mi 4, que cuenta con un procesador Snapdragon 801 Quad-core a 2.5 GHz, 3 GB de RAM, una pantalla IPS LCD Full HD de 5.0 pulgadas y una densidad de pixeles de 441 ppi. Su precio aproximado es $320 USD en su modalidad de 16 GB de almacenamiento interno, menos de la mitad de lo que cuesta un iPhone 5s desbloqueado con características inferiores.
Xiaomi es una compañía que detectó los huecos que Apple y Samsung dejaron en el mercado y simplemente los llenó con sus productos y de acuerdo con reportes de Bloomberg, la compañía espera vender 100 millones de dispositivos en 2015.
Xiaomi contempla expandir su negocio a diferentes partes de Europa e incluso a Brasil y México, aunque tendrá que idear estrategias convincentes para intentar familiarizar a los consumidores con su marca.
En la batalla por la tecnología móvil Xiaomi no es el único competidor fuerte proveniente de China, pues Huawei aumentó 62% su distribución de smartphones en la primera mitad del año. La compañía atribuyó el crecimiento a su línea de dispositivos mejorados, que incluye el Mate 2 4G así como el Ascend P7; según ellos, este último vendió 2 millones de unidades a escala global en sus primeros 2 meses. Durante el segundo trimestre del año, Huawei aseguró haber vendido 20 millones de teléfonos en Asia, Oriente Medio, África y América Latina, y ocupa el tercer lugar de ventas en el mundo.
Aunque Huawei entró en el mercado estadounidense, el gobierno de esa nación la ha tratado con hostilidad por temor a que sus dispositivos contengan sistemas de espionaje. La situación es irónica, pues fue el gobierno estadounidense el que instaló programas de vigilancia en equipos fabricados localmente que se distribuyeron en el mundo, lo que lastimó sus exportaciones y ayudó aún más la venta de dispositivos chinos.
El declive de Corea del Sur
Samsung reportó una caída de 31% en las ganancias de su división móvil, lo que ocasionó que casi 200 administradores regresaran voluntariamente 25% de sus bonificaciones. La compañía surcoreana citó a la competencia china ―de equipos de gama media y baja― como una de las principales causas de la disminución de sus ventas, y de acuerdo con Kim Hyun-Joon, su vicepresidente senior, la estrategia para contrarrestar la situación será ofrecer más productos con mejores especificaciones, así como con un precio más competitivo. La empresa advirtió que las ganancias se mantendrán bajo presión a medida que se intensifique la competencia en la industria de los móviles, así que conoce la amenaza que representan los fabricantes chinos.
Una de las enormes ventajas de Samsung es que también fabrica semiconductores, electrónicos de consumo en general, pantallas para dispositivos de otras marcas, como Apple, y hasta equipo de excavación oceánica. De esta manera, la compañía no depende únicamente de la venta de smartphones, aunque son una enorme parte de su ingreso neto.
Las bajas cifras de Samsung podrían deberse a que hemos llegado a una especie de meta en la carrera de las especificaciones de hardware, lo que significa que el plan de vender productos con procesadores más potentes y más RAM ya no es tan vigente, pues un teléfono de gama media o baja cubre las necesidades de un usuario promedio. El avance tecnológico y las especificaciones técnicas aún son relevantes, la diferencia es que perdieron su lugar como los aspectos más importantes para un consumidor común.
Asimismo, las pantallas de IPS LCD de LG en algunos casos sobrepasan a las AMOLED de Samsung y son más baratas, así que la compañía perdió esa ventaja tecnológica que le permitía elevar los precios. Ahora Samsung intenta recuperar y atraer nuevos clientes con innovación que en ocasiones resulta vacía (como Air Touch) y con nuevos diseños que el mercado recibe con tibieza, aunque nunca se ha caracterizado por fabricar dispositivos atractivos o que se sientan de alta calidad.
Desde hace años Samsung trata de posicionarse como una marca que ofrece un mejor precio por valor percibido, pero esta estrategia únicamente funciona si ambas ventajas están en equilibrio. En la actualidad, Apple ofrece mejor calidad y los competidores chinos, mejor precio, de modo que la compañía se encuentra en un limbo del que tiene muy poco tiempo para salir.
Apple
Samsung no es el único afectado por la presencia de las nuevos competidores chinos, las cifras de Apple también sufrieron una caída: su participación en el mercado global bajó de 13.4% a 11.9%, a pesar de que sus ventas aumentaron.
En el pasado, la competencia entre Samsung y Apple era la principal responsable del cambio en las cifras de participación en el mercado, pero los números actuales indican que las empresas no están robándose mutuamente, sino que firmas chinas más pequeñas están comiéndose esa rebanada del pastel.
En el caso de Apple en China, la pérdida se debe a que los dispositivos de Xiaomi y Huawei están fabricados con materiales de alta calidad y tienen pantallas más grandes que las de los dispositivos de Apple, así como una mayor densidad de pixeles tanto en el display como en la cámara trasera; todo por un precio mucho menor.
Una compañía que manufactura dispositivos que ―al menos en papel― parecen superiores a los de Apple y cuestan la mitad, es muy atractiva para mercados emergentes
Por ejemplo, el Mi 4 de Xiaomi tiene más memoria RAM (3 GB) que el iPhone 5s (1 GB), sus especificaciones técnicas son superiores y su precio, inferior. Este tipo de hardware causó que la compañía asiática superara a la americana en el mercado chino, pues colocó 7.3 millones de teléfonos en el último trimestre del año pasado, 0.3 millones más que su competidora. La cifra parece insignificante hasta que se considera que estamos hablando de Xiaomi, una empresa que lanzó su primer smartphone en 2011 y que superó al todopoderoso creador del iPhone en un período muy corto.
A pesar de esto, y de ser el 4.° lugar en ventas en territorio chino, en el último trimestre Apple presentó un crecimiento de 48% con respecto al mismo periodo del año pasado, lo que ayuda a poner en perspectiva el rápido crecimiento de las empresas que están sobre ella.
El mercado de smartphones chino se triplicó durante los últimos 3 años y ahora es el más grande del mundo. De acuerdo con la firma de análisis IDC, los 351 millones de teléfonos que se vendieron en el país durante 2013, constituyen más de la tercera parte del total mundial.
Un factor importante del auge del mercado chino es que muchas empresas estadounidenses decidieron enviar sus plantas de manufactura a la nación asiática, lo que aporta conocimiento y recursos para impulsar una creciente clase media ávida de nuevos productos y servicios.
Según datos de la Royal Geographical Society, aproximadamente 80% de las exportaciones de China son bienes manufacturados que incluyen textiles, equipo electrónico, juguetes, joyería, utensilios de cocina y hasta comida. El país también es responsable de la creación de la mitad del cemento y el vidrio utilizado en el planeta y en 2006 rebasó a Japón como el segundo fabricante de automóviles y camiones.
En unas décadas, China se volvió el principal manufacturero en el mundo, mientras que Estados Unidos se convirtió en una nación de consumo que depende completamente de los bienes producidos por otros países. Según cálculos del programa de estadísticas International Comparison Program (administrado por el Banco Mundial), se espera que China rebase a EUA como la economía más grande del mundo a finales de 2014.
Sin embargo, no todo es positivo para el mercado chino, pues su reciente y explosiva adopción de dispositivos móviles parece estar llegando a un fin. Después de 9 trimestres de crecimiento continuo, la distribución de smartphones comenzó a bajar. Esta tendencia inició durante el último trimestre de 2013, cuando las ventas bajaron 4.3%, y continuó a principios de 2014 con una reducción de 9.8% con respecto al mismo periodo del año pasado. Esto podría provocar que las empresas consideren incrementar la distribución de productos en otros países para mantener un margen de ganancias saludable.
Las compañías chinas harían bien en enfocar su esfuerzo en dominar economías emergentes para obtener recursos y posteriormente atacar mercados más maduros, una estrategia similar a la seguida por Mao Zedong en los años 40 en la guerra civil china, mediante la cual se apoderó de los campos que circundaban las ciudades para posteriormente, atacarlas y obtener el poder.
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